Acaba de empezar 2006, año en que se conmemorará el LXXV aniversario del alzamiento (y del asesinato de José Calvo Sotelo, y de la destitución ilegítima de Niceto Alcalá Zamora, y de las elecciones a tiro limpio de febrero del 36, y del fusilamiento de José Antonio, y de la proclamación de Franco como jefe del Estado…). ¡Menudo empacho de Memoria Histórica nos espera!
Para situarlo reproduzco un interesante cruce de artículos entre César Alonso de los Ríos y Pío Moa. El primero comenta el libro Franco. Un balance histórico (85.000 ejemplares editados) y le reprocha a su autor que justifique el autoritarismo.
La defensa que hace Moa del franquismo y de los métodos para retener el poder es una condena indirecta de la democracia como modo de organizar la convivencia.
Moa replica en el mismo periódico.
Franco originó un sistema autoritario, pero muy preferible, sospecho, a la alternativa totalitaria opuesta. Alguien debía enfrentarse a la revolución, y si ese alguien fue Franco, eso cuenta en el balance, y eso debe agradecérsele, como concluía cuerdamente el gran liberal Gregorio Marañón.
A diferencia de El País, que no le ha permitido a Moa defenderse de los ataques de sus columnistas y tribunos, el ABC le ha publicado su respuesta. Esto sí es talante.
De la polémica entre ambos escritores siempre podremos aprender los demás, tanto en conocimientos como en modales, en especial aquéllos que se empeñan en abrir las fosas de un solo bando y no todas.
Añado otro artículo.
