La Marea de Pérez Henares

Gramática parda

El razonamiento es tan sencillo, puro sentido común, pura gramática parda, que tiene ahí su mayor fuerza y las acusaciones de desencaje legal poca mella van a hacerle. Si el Estatut no solo afecta a Cataluña sino que afecta a España y nos afecta a todos los españoles, tendremos también todos nosotros el derecho a decir algo y que no solo opinen en Referéndum sobre el asunto los catalanes.
Y ante eso no le vaya usted al personal con que si tiene o no encajes constitucionales el poder hacerlo. La cosa está en exigir el derecho a opinar por algo que nos importa y nos toca principio y vida.
Y la verdad es que lo hace. Esta la autoproclamación como nación, en el preámbulo, en los principios filosóficos y eso no es moco de pavo. Esta la imposición lingüística y el hecho de que un profesional de cualquier otra autonomía no pueda ejercer en Cataluña, al menos en el sector publico, porque no le vale sólo con “la lengua común de todos los españoles”. Aberrante. La tercera es la «pela». El pacto financiero es lo mas retrógrado socialmente que pueda parirse. Los que más tienen- y por tanto más pagan en impuestos- se garantizan el derecho a ser los que mas reciben.
Y eso, ¡toma ya!, lo defiende un presunto socialista. Mas bien uno cree oír a Bossi, el de la Liga Padana.

Pero volvamos al referéndum. La jugada de Rajoy, como lo ha sido el tranquilizador cambio de caballo de Zapatero, es buena. El Estatut lo habrán pactado algunos pero hay una muy considerable, vaya usted a saber si mayoritaria, parte de la población española que ni con estos remiendo lo traga. Dar cauce a ese sentimiento y movilizarlo es pura política, con o sin gramática parda. Gobernar contra la voluntad del propio pueblo conduce a la aznarada aquella de ir a Irak aunque no quisiera hacerlo ni Trillo.
Del astuto cambio de caballo de Zapatero sin bajarse del otro hablamos con mas tiempo. Pero tranquilizador si es. Y reconocer que el Estatut de ahora no es el que trajeron es simplemente mirar las cosas sin orejeras.
Podría decirse que hemos pasado de la anticonstitucionalidad a , sólo, la inconstitucionalidad .
O sea, de querer derribar los muros maestros del sistema a solo infiltrarse entre ellos.
No crean. No es poco. Pero no para tirar cohetes y venderlo como la octava maravilla.

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Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

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