Bokabulario

¿Cuándo se torció España?

¿Cuándo los españoles dejaron de ser un pueblo que hacía actos impresionantes, como la Reconquista y el Descubrimiento de América, para convertirse en unos pícaros y unos bufones que gustaban (y gustan) de denigrarse a sí mismos?

El catedrático Serafín Fanjul, uno de los escasos arabistas que se rebelan ante la imposición del dogma progre –y antiespañol- de las tres culturas, ha dado su opinión en una tercera de ABC. Extraigo unos párrafos para incitaros a leer el artículo y meditarlo.

Digámoslo con claridad: la nuestra es una de las sociedades más evasivas y cobardes del planeta. (…). La historia del escapismo nacional no comenzó el 14 de marzo de 2004 con los votantes de Rodríguez. De hecho, la sociedad española se fue aproximando y asimilando insensiblemente a las características de la imagen de poca seriedad, inconsistencia y cobardía atribuidas a los italianos no hace tanto tiempo.

En esos terrenos hay mucho de relativo, de contradictorio y hasta de comprensible. Para todos. La furia histérica desatada contra Aznar y su gobierno a raíz de los atentados de Atocha (¡nos habían metido en líos!) encuentra su corolario inevitable y lógico en la inhibición o el encantado aplauso por el estatuto de Cataluña, la rendición ante ETA o los muy negros nubarrones que se ciernen sobre Canarias, Ceuta y Melilla. Un sector numeroso y bien situado, pero puro tocino social e intelectual, reproduce el abandonismo y la indiferencia que tanto facilitaron la pérdida de las Indias continentales primero y de las Antillas más tarde. (…)

En un libro excelente e inencontrable (España exótica), como es natural publicado en Nuevo México (…) Jesús Torrecilla expone y argumenta con brillantez su teoría del cambio del carácter español, en especial a partir del siglo XVIII.

(…) aquí sólo diremos que señala la transmutación de la sociedad hispana (por las crisis económicas, la pérdida de la hegemonía militar, el descrédito final de la Monarquía de los Austrias, etc.) desde la seriedad, el trabajo bien hecho, la sobriedad, la frialdad objetiva y lúcida y el muy excesivo orgullo de ricos y pobres a la bullanga jaranera y pícara, la golfería como norma y la ignorancia como bandera. Y todo ello en tanto que modo de afirmación de la personalidad castiza frente al afrancesamiento de las clases ilustradas en el XVIII: Moratín, Cadalso, Larra y una pléyade de escritores más o menos conocidos avalan con sus textos la muy sugerente tesis de Torrecilla, que completa el panorama con el aplebeyamiento de acomodados y pudientes durante el XIX. Simplificando mucho -y no se me enoje nadie-, se habría sustituido el espíritu castellano por el predominio del estilo de vida andaluza.

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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