Discriminar por razón de sexo es sexismo puro. Me es igual que lo hagan por ser hombres que por ser mujeres. El feminismo así entendido pasa a ser sinónimo de machismo. Y da igual bajo que sigla , etiqueta o motivo se camufle.
Por muy políticamente correcto y progresista que se presente, la discriminación es lo sustancialmente opuesto a la igualdad y los subterfugios y razones que se esgrimen son tan indefendibles como lo eran las contrarias. Lo dice la Constitución, lo dice la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Combatir contra la discriminación de la mujer no puede hacerse jamás discriminando a los hombres. Lo de la discriminación positiva es una argucia. Siempre que haya una “discriminación positiva” traerá como inmediata contrapartida el que alguien sea “negativamente discriminando” por esa condición. Es discriminación a secas y sin adjetivos exculpatorios. Discriminación sexista es la definición exacta de lo que ha montado la vicepresidente Maria Teresa Fernandez de la Vega con la cena “solo para mujeres” que ofrece a la presidenta chilena.
Pregunta ¿sería admisible y tolerable una sólo para hombres?. ¿O sólo para blancos? ¿O sólo para negros?. Ahí lo dejo. El turno es vuestro.