La Marea de Pérez Henares

Nuestro primer compañero

(atendiendo a la petición de un blogero cazador)

Fue el primero en acercarse a nuestro fuego, el primer aliado cuando el combate contra las bestias no tenía un seguro vencedor, fue nuestro olfato, nuestro vigía, nuestro compañero de caza. Antes de que se domesticara ningún otro animal, en el tiempo de los cazadores-recolectores del paleolítico, cuando se estaba pintando Altamira, el perro vino al hombre o el hombre buscó al perro.
Al lobo mejor dicho, porque entonces era lobo y hoy sabemos (el ADN lo ha cantado a la luna) que todos los perros, todas las razas de perros del mundo, descienden del lobo ártico y no, como se creía hasta hace poco, que la mayoría lo hacían del chacal dorado. Con el lobo siguen siendo, hasta hoy, genéticamente compatibles, pueden cruzarse y parir hijos fértiles.

Ese lobo-perro nos eligió y cruzó con nosotros la glaciación entera. Por cruzar, cruzó incluso el estrecho de Bering, cuando hubo paso de tierra y hielo; y pegado al carcañal del hombre, descubrió con él, y en verdad, América, ya que cuando Colon llegó se encontró que por allá ya andaban otros hombres y otros perros..

El fue antes que la oveja, la cabra o el buey. Mucho antes que el caballo. De esto no hace ni siquiera diez milenios. El no fue domesticado ni estabulado para comerse a sus hijos, robarle su leche o privarlo de su lana. No. El perro fue compañero y mascota. Hoy lo sigue siendo.

No le ha ido mal del todo. Aunque fue una apuesta arriesgada el unirse a la especie más asesina y terrible que ha dado a luz la tierra. La que es capaz de matar por placer, egoísta hasta el delirio y capaz de destruir con su éxito arrollador el propio planeta que la sustenta. Es cierto que ha sufrido su ira, su abuso, su abandono y su desprecio. Ya lo creo. Lo sigue sufriendo y a veces de la manera más cruel. ¿No han de saberlo si nos han escuchado decir tantas veces que dar mala vida es dar «vida de perro»?

Pero no les menospreciamos. Han sabido, en buena medida, aplacar a la bestia humana y conseguir su tolerancia, su protección e incluso su efecto. Quizá hasta nos han vencido en un sutil juego de psicología. Han prosperado, se han diversificado en mil razas y con nosotros se han extendido y colonizado el mundo entero. Unida su suerte a la del hombre donde este pasa hambre y penuria a el se le duplican las miserias pero donde el humano vive en la opulencia, el prospera en la molicie.

Hoy en el siglo XXI de los países ricos y de las gentes gordas, ha sabido hacer su pequeña evolución para adaptarse a un nuevo hombre, el «homo asfalticus», y a sus servicios históricos ha unido hacerse apreciar por una de sus facetas no sé si más moderna o simplemente ahora más conveniente. Su caricia, su compañía, su cercanía son su aportación para renovar y fortalecer el vínculo de la vieja alianza. El hombre ya no le tiembla a la noche ni a los rugidos, pero se aterra ante su soledad invadida de masas humanas. Y su perro esta ahí, junto al, como lo lleva estando desde hace ya 17.000 años.

Por eso yo les acabo el cuento haciéndoles reflexionar sobre una frase que a buen seguro hasta habrán dicho alguna vez. «Hace una noche de perros». Me la descifró un día Juan Luís Arsuaga . «Los aborígenes australianos cuando una noche es muy fría aseguran que es una noche de cinco dignos por que son los que les hacen falta alrededor para entrar en calor».¿ Y es que acaso no han pasado ustedes alguna de estas noches ásperas de invierno junto a un mendigo que duerme a la intemperie apretado a sus perros ? ¿No han pensado que ese calor en medio de la ciudad opulenta y hostil es el único que el hombre tiene?. Y eso es, calor al cuerpo y al corazón, lo que siempre nos han dado. En las noches frías del alma y del cuerpo, el hombre sigue necesitando el amparo y el calor del amigo que encontró en medio de la glaciación y del hielo. De su perro.

P.D. Gratitud. Quiero aprovechar para daros a todos las gracias. Este mes el número de paginas leidas de este blog se ha incrementado muchisimo hasta alcanzar la cifra de 6.353. Dentro de poco, un par de dias a lo sumo, también espero poderos dar la noticia de que el registro total desde que comenzamos supera ya las 20.000. Y ya se puede presumir que un día alcanzamos la cifra de ,¡exactamente! 1.000 visitas.
Habrá a quien le parezca poco o incluso una cifra insignificante. A mi me parece gratificante y para sentirse feliz. Por ello, por vuestras visitas, por vuestros comentarios, por vuestro aliento y por vuestras críticas, muchas gracias. De verdad. De corazón.

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Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

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