La Marea de Pérez Henares

En el país de los osos

Volví anoche del país de los osos. O sea, de la Cordillera Cantábrica donde ya puede hablarse de una cifra superior a los 130 ejemplares adultos entre las dos poblaciones, la oriental (zona de Riaño y montaña palentina) , la más débil, y la occidental , Asturias y Alto Sil (León) . Guillermo Palomero, el presidente de la Fundación Oso Pardo y su patrulla de Villablino (Luis , Pedro, Lorenzo y José ) y Somiedo (Soraya), han sido mis guías. El año pasado , casi nada más llegar pude ver al oso. Este año , a pesar de pasarme en el monte desde la amanecida hasta la noche, he visto de todo, rebecos, halcones, corzos y buitres, pero no he podido ver al plantígrado. Y he vuelto tan feliz.
El oso, lo decía hace tan solo una semana con respecto al lince, se ha salvado allí y prospera porque las gentes que conviven con el en el territorio lo protegen, lo asumen como propio y lo defienden. Son ellos la clave y la labor de los conservacionistas ha sido aunar y conjugar todos los intereses. Los de los paisanos, los de los agricultores, los ganaderos , los pescadores, los cazadores, de todos. Un ejemplo: en el Parque Nacional de Covadonga, máxima protección, ni hay oso ni se le espera. Allí están prohibidas muchas cosas, la caza también claro. La zona osera se extiende por Parques Naturales y Reservas de Caza y hasta en lugares sin protección especial, donde se siguen dando los aprovechamientos primarios y por supuesto la caza y la pesca. Controladas, bien reguladas.
El disgusto que nos hemos llevado todos fue la reciente muerte en la montaña leonesa de un gran macho por un disparo de rifle. Todo indica a un furtivo nativo y buen conocedor de la zona o alguien que iba a acompañado de una persona de estas características. El lugar es una reserva y los cazadores que ahora lo transitan son aficionados al corzo y deben llevar su permiso y la compañía de un guarda. El autor cazaba pues furtiva e ilegalmente. En cuanto a una posible confusión parece que tal no existió , que se disparó consciente de que era un oso y este tras huir , mortalmente herido, cayó no muy lejos, en un camino a poco mas un par de centenares de metros. El rastro era perfectamente visible. Ahora se están intensificando los esfuerzos de sociedades de cazadores, de Seprona, de guardería, y de todos cuantos puedan aportar datos para poder detener al delincuente. Pues esto es y así se le considera. Ahora ya no hay ni cobertura social ni “comprensión “ para estas practicas.
Ha sido una importante pérdida. Pero la tristeza tambien ha salpicado no pocas de nuestras conversaciones. Como cada año la pérdida de oseznos, esbardos les llaman los asturianos, es continua y trágica. Y lo terrible es que los culpables son los propios osos. En las montañas cercanas a Villablino y tan solo días antes de la llegada , un macho había dado muerte a los tres cachorros de una osa. Los infanticidios son moneda comun en la especie y se teme que las pérdidas sean muy fuertes cada año, pues se repiten los casos cada año. “Quizá ahora el peor enemigo de la supervivencia del oso sean ellos mismos con ese comportamiento genético”, me confesaba uno de los guardas de la patrulla . El año pasado se constata lo mismo en Somiedo y se calcula que son varias las camadas así exterminadas a los pocos días de salir de sus oseras. La madres los sabane y procuran resguardarse en roquedos inaccesibles pero los machos divagantes las siguen y persiguen. Matan a los cachorros para que la hembra entre de nuevo en celo y poder aparearse con ella. La Naturaleza es así. Esto no el Walt Disney.
Pero la población está creciendo. Este año los avistamientos lo demuestran. Soraya se tropezó en la senda sobre Somiedo a dos viejos conocidos suyos. Eran dos jóvenes recién emancipados que hacían sus primeras correrías en su segundo año de vida . Los pudo filmar a gusto mientras carroñeaban en los restos de un rebeco despeñado. Por cierto, aquella cuestión de impedir dejar los animales domésticos muertos en el campo (lo de las vacas locas) está teniendo efectos nefastos. Muchos animales, de buitres a lobos pasando por los osos se alimentan de ellas. Sería hora de revisar esa normativa y restringirla a los lugares donde se vea necesaria. Seguirla aplicando está perjudicando muy seriamente a multitud de especies. Entre ellas al oso que necesita esas carroñas cuando sale famélico de la hibernación..

El día anterior a nuestra llegada, se habían cansado de ver y hasta de fotografiar osas con crias, machos en celo y de casi todo. Vi las pruebas, pero no tuve la suerte de cara. A cambio, eso si, pude solazarme con todo el esplendor de la montaña leonesa en una mañana gloriosa por la cuerda, con las lagunas glaciares a un lado, los Ancares por un lado del horizonte y los picos asturianos por el otro . El cordal frecuentado por los lobos nos permitió el transito por toda la cordillera, después eso si, de un repechón que me hizo resoplar , sudar y jurar dejar el tabaco.
La primavera era allí inaudita en colores, el brezo, el dominante morado, algunos blancos, los piornos , las escobas de flores amarillas, las arandaneras (parece que las heladas últimas van a mermar mucho la cosecha y esto es malo para los osos que la disfrutan), los espinos albares cuajados de flores blancas y toda una vegetación subiendo desde los hondos valles de robles, abedules, acebos y serbales . En la caminata vi perdices pardillas, un pequeño rebaño de ovejas sin pastor pero bien guardadas por tres mastines, un rebaño de rebecos y varios corzos. Las esperas a una osa que merodeaba por la zona con tres crías y había sido vista recientemente resulto infructuosa. Pero si pude ver como los pájaros volanderos de un nido de peregrino se iban marchando del mismo uno tras otro hasta dejar , al final, de los cuatro tan solo uno que aun no se decidía a levantar el vuelo.
El valle de Somiedo , en Asturias es uno de los lugares a los que mas afición tengo en el mundo. Subir a la braña de Mumiam y pasar allí , apostado en una roca la mañana es algo que no cambiaría apenas por nada. Y allí sigue estando la braña, con su “cabanas de teito” (cabañas de piedra, con techo de escoba que cada año se refuerza, con las rubias vacas “asturianas de los valles” pastando tranquilas en los prados y por doquier una flora exuberante (Soraya me dio ademas una lección completa de botánica y se lo sabe todo, desde las hayas a la belladona, desde la genciana a los jacintos, del endrino a los gamones) . La subida nos trajo de todo y los rebecos se dejaron fotografiar despues de silbarnos un poco. También vimos corzos, alimoches, aguiluchos pálidos y buitres. Al comenzar la bajada por el hayedo inmenso , hasta Coto, los lobos habían dejado la huella de su paso
En Somiedo nos refrescamos con sidra que enfrían por el sencillo procedimiento de dejar las cajas de botellas metidas en el río. Deliciosa. O sea que, en cuanto pueda, vuelvo. Quiza para cuando los arandanos estén en sazón y los osos salgan de los bosques a esas zonas despejadas para darse el atracón antes de irse a dormir todo el invierno.

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Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

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