Bokabulario

Los pacíficos musulmanes piden la cabeza del Papa

Me llega la triste noticia de la muerte de Oriana Fallaci cuando sectores de los musulmanes y los progres han comenzado otra campaña contra una de las últimas ciudadelas de Occidente y la libertad: el papa Benedicto XVI.

Como si fuera una advertencia póstuma, Oriana Fallaci, la gran periodista italiana que recobró su pluma y su fama con La rabia y el orgullo, ha dejado este mundo en el preciso momento en que los musulmanes rampantes dan otro paso más en su guerra contra nosotros atacando a una persona a la que ella admiraba. Hace unos meses, fueron unas viñetas de Mahoma; hoy un discurso del Papa en el que desautorizaba la yihad.

Si ya está comprobado que las protestas contra las caricaturas se debieron a intereses de ciertos imanes y de dictaduras árabes, con éstas pasará lo mismo. Sin embargo, en muchas personas quedarán el miedo ante semejantes bárbaros y, como medicina, el afán por dialogar con ellos «como sea».

Estos días se ha hablado de las cruzadas como de un delito imprescriptible que impide a la Iglesia denunciar la violencia ajena. Todos quieren olvidar que las cruzadas fueron la respuesta de la Cristiandad europea a la invasión árabe de Asia Menor. Las citas que tanto han molestado a los mahometanos provenían de un texto del emperador bizantino Manuel II Paleólogo. Resulta que los pacíficos musulmanes de entonces, que eran los turcos, habían sitiado su capital, Constantinopla, y la conquistaron en 1453. Las expansiones pacíficas (creo que ya lo he dicho, ¿no?) de los turcos empujados por el Corán por Europa y el Mediterráneo sólo se frenaron gracias a las derrotas de Lepanto (1571) y Viena (1683). Por fortuna, entonces el número de los tontos y los traidores en Europa era minúsculo y no infinito.

Como escribe un estudioso del islam, Serafín Fanjul:

Si un árabe le cuenta que islam significa paz en su lengua, pálpese bien la cartera porque, con seguridad absoluta, está tratando de darle el timo.

Varios de los periodistas y dibujantes daneses siguen escondidos porque temen por su vida. Seguro que algunos progres creen que se lo merecen por haber colaborado en una conspiración petrolera y yanqui.

Tampoco no nos olvidemos de nuestro compañero de PD Gustavo de Arístegui: primero fue marcado como enemigo del islam por uno de esos conversos a los que nuestros políticos ponen alfombra y luego otros le incluyeron en una lista de infieles para eliminar.

Deseo, Oriana, que Dios te haya recibido en Su casa.

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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