La Marea de Pérez Henares

Alegato contra las religiones (por los Derechos del Hombre, contra las Teocracias)

Las religiones y quienes se han erigido en los interpretes de los dioses, en los portavoces y custodios de su palabras y verdades presuntamente reveladas, sus profetas, pontífices y sacerdotes, llevan desde los balbuceos de la humanidad humillando al hombre, ahondando y utilizando su miedo, manipulando su conciencia de la muerte. Lo han subyugado , esclavizado, inmolado, sacrificado en pirámides, abrasado en hogueras, lo han hecho asesinar en su nombre, morir y matar por ella y por ellos. La ciudad sagrada de todos ellos, su gran símbolo mundial , no es extraño que sea también la ciudad mas sangrienta y ensangrentada . No sé si exponente máximo de la «bondad» de unos supuestos dioses y profetas pero , desde luego,si que ejemplo de la actitud de sus muy reales seguidores.

Las religiones han vigilado cuando no secuestrado a la inteligencia, han combatido a la ciencia, han luchado contra la libertad y los derechos del hombre, han retardado el progreso, han intentado y durante mucho tiempo logrado y en muchos lugares aún lo consiguen , imponerse por encima de la libre voluntad y las leyes de los hombres, aplastándolos bajo una presunta ley “divina” que ellas y sus voceros interpretan y a través de la cual fanatizan.

Bajo esa perspectiva, cierta aunque no única, es muy ajustada al raciocinio fieramente humano la frase del francés Haullebeq: “Todas las religiones son diotas , y el islám la mas idiota de todas ellas”. Aunque el paso siguiente y consecuente sería atribuir la estulticie a quienes las profesan , en realidad mas que ese calificativo cabría mejor el de terribles.

Europa consiguió que la religión, en nuestro país hace tan solo menos de medio siglo, que la religión no fuera generadora de normativa social, de ley. La llevó al terreno de lo personal y de lo íntimo y ahí es donde es respetable y tan beneficiosa como cada cual considere para si mismo. Le privo del poder impositivo y coercitivo.

Pero ahora , por una puerta trasera, la religión intenta volver a definir nuestras normas y nuestras leyes. Y eso es retroceder en el tiempo. Eso es volver, simplemente a la tiniebla y al medioevo.

Nuestro desasosiego, inquietud y alarma actuales resulta de que tras haber conseguido en Europa, no sin sangre, inquisición, guerras, fogatas y mazmorras, que la religión, en este caso la cristiana, renunciase a imponer y oprimir, se le cercenara su instinto teocrático y se convirtiera en una referencia personal, intima y privada, llegué ahora una avalancha protagonizada por el islamismo que pretende devolvernos al medioevo y ni siquiera al nuestro y a nuestra oscuridad , sino al suyo y su muy propia y particular tiniebla. Y se nos exige que renunciemos incluso a la posibilidad de levantar nuestra voz, a utilizar nuestra mente , a cuestionar sus dogmas. Y amenazan, a los que osen hacer tal cosa, con la sangre, con el fuego y con la muerte. Hay pues que decirlo y dejarse de pamemas, como se hubieron de dejar los hombres del Renacimiento y de la Ilustración , como lo hicieron desde Copernico a Darwin, desde Voltaire a Marx, la cuestión no es solo los fanáticos. Esos son el extremo, pero en el fondo están las raíces y las bases. Y esas son la religión en si misma. Y tenemos el derecho a criticarlas en si mismas y no solo por sus mas brutales exponentes. Tenemos el legitimo derecho a criticar a cualquier religión, de oponernos a sus imposiciones y de cuestionar no solo a la Iglesia Catolica, a su Papa o a sus ritos sino a la veracidad misma del cristianismo como oponernos no solo al integrismo islámico, sino al Islam como tal , siempre por supuesto con el única arma de la palabra y las ideas, y negarnos a someternos a su censura y a su amenaza por osar rechazar sus dogmas.

Tenemos el derecho como ciudadanos libres a creer o no creer en Dios, en Ala ,en Yavé , en Buda, en Visnú o en el “candomble”. Tenemos derecho a criticar y a caricaturizar si viene al caso , a Jesucristo, a Moisés , a Mahoma o al lucero del alba profética. Tenemos derecho a la fe y derecho a ser ateos. Tenemos el derecho a discutir sus pensamientos y combatir intelectualmente sus escritos, sus teorías y sus creencias. Y , si en el caso del Islam , por ejemplo creemos que es nefasta su influencia sobre los pueblos que domina, condenados en buena parte por su culpa, a la miseria y la pobreza (¿quién puede dar el nombre de un solo país musulmán como ejemplo de prosperidad mundial?) , tenemos todo el derecho a hacerlo y propagarlo. Y a condenar y denunciar, si así lo entendemos, que allá donde se ha impuesto, en no pocas ocasiones por la fuerza , la conquista y por la violencia de las armas han arrasado y extirpado cualquier otro pensamiento, cualquier otra cultura, cualquier otra religión que no sea la dictada por su dios y su profeta.

Ante ello resulta alucinante que parte de una presunta izquierda europea, ya carente tanto de ideas e ideología como de capacidad de lucha y de una mínima valentía, no se atreve ya ni siquiera a rechistar sino que pregona que la sumisión, la rendición y la renuncia miedosa a la libertad es el camino progresista. Y da igual que ahora sea ante el Islam y sus imanes como ante lo fuera ante el catolicismo y sus inquisidores. Es exactamente lo mismo. Solo que con un puñado de siglos de diferencia.

P.D. Ver entrada anterior de este mismo blog : «El islamismo y los ingenuos»

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Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

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