Bokabulario

Halloween, o Yanquilandia entre nosotros

¿Dónde hay más pantalones vaqueros? En una manifestación antinorteamericana. ¿Dónde hay más titiriteros españoles? En Hollywood. El triunfo de los modelos y las costumbres de Estados Unidos se comprueba en estos días. Todos los Santos y los Fieles Difuntos han quedado opacados por Halloween.

¡Qué sensación melancólica tengo cuando leo viejos libros de los años 20 y 30, y hasta de los 60, en los que los autores, fuesen de derechas o de izquierdas, advertían contra la implantación de la cultura popular y de los elementos sociales de Estados Unidos. Ahora, todo eso, hippismo, droga, consumismo, materialismo, Andy Warhol, rock, bandas callejeras, divorcio, ONG… , es ya parte de nosotros y de nuestros hijos. ¿Cómo serían los europeos en 1950?

Querámoslo o no somos norteamericanos, ¡y cómo les gusta serlo a los megaprogres! Los primeros episodios de los Simpson hablaban de la Noche de Brujas; ahora ya es Halloween. ¡Ha caído hasta la resistencia idiomática!

Estos días, millones de españoles, sean concejales, paletos, pijos de izquierda, pijos de Serrano, propalestinos, anarquistas, inmigrantes ecuatorianos, monárquicos, especuladores inmobiliarios, matrimonios homosexuales, gitanos, jarraitxus o cualquier otra tribu de las que se reparten España, se prepara para irse de juerga y vestirse de adefesio porque es Halloween. El afán de emborracharse sin trabas y la huida de cualquier resto de sacralidad y tradición les une para participar en la erradicación de una de las más hermosas y conmovedoras fiestas de la Cristiandad.

Como dice Paolo Gusiliano,

Halloween no es más que la última versión, secularizada, de una ortodoxa fiesta católica, y en mi libro he tratado de explicar cómo ha podido suceder que una tradición plurisecular cristiana se haya convertido en la actual carnavalada de terror. Digamos antes que nada que el origen de este último fenómeno Halloween es completamente estadounidense. En ese país al que llegaron millones de emigrantes irlandeses con su profunda devoción por los santos, se trataba de un culto muy fastidioso para la cultura dominante de carácter puritano. De este modo, en su actual versión secularizada, se ha tratado de descartar el sentido católico de Todos los Santos, manteniendo en Halloween el aspecto lúgubre del más allá, con los fantasmas, los muertos que se alzan de las tumbas, las almas perdidas que atormentan a los que en vida les hicieron daño: un aspecto que se intenta exorcizar con las máscaras y las bromas.

Ya lo sabéis quienes os vayáis de garrafón esta noche vestidos de vsampiros pobretones: sois anglosajones protestantes de corazón… como George Bush.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

Lo más leído