La Marea de Pérez Henares

Bajan las grullas

A las grullas siempre se las oye primero. Luego, para verlas, hay que buscarlas, más allá de sus moradas voces, en el cielo. Este domingo, una gran bandada que bajaba desde Gallocanta, sobrevoló la Muela de Alarilla.

Vinieron altas, muy altas, casi bajo la misma panza de las nubes y muy por encima de los parapentes, alas delta y ultraligeros que allí se dan cita cada fin de semana. Las aves, al toparse con aquellos artilugios con hombre cargado que pretendían imitarlas, rompieron sorprendidas su clásica formación en “V”, se arremolinaron en un círculo y celebraron, con un arrebatado clamoreo, conciliábulo sobre el “el Colmillo”. Giraron un buen rato sobre el vértice del cerro y debieron de concluir que aquellos “pájaros” con los que tropezaban no eran de su especie ni respondían a su voz ni se les percibían buenas trazas volanderas así que, tras un nuevo trompeteo reemprendieron ruta, río Henares abajo.

Un sol, con luz de tormenta, que se colaba desde el poniente por debajo de los nubarrones negros que asomaban por el Norte, les sacó destellos en las plumas. Y cuando se perdieron lejos de los ojos aún siguieron sonando por el horizonte un largo rato sus gritos.

Ellas y otras muchas habrán llegado ya a las dehesas Extremeña y de todo el suroeste peninsular. Allí pasaran la invernada. Aquí están seguras y protegidas. Ningún cazador hará otra cosa que admirarlas. Ni siquiera un cetrero que quiera recordar que en la Edad Media eran la pieza más codiciada y el gran reto para los mejores halcones de altanería. Yo ni siquiera “volví un canto”, mágica fórmula de mi infancia campesina para que perdieran rumbo y tuvieran que descender a tierra.

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Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

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