La Marea de Pérez Henares

La Real del Colmillo

Daba piñones la Real en la mañana húmeda de otoño, todavia con jirones neblinosos sacudiendose los velos de la lluvia nocturna. Se la oía en algún lugar cerca del pico del cerro cónico, perfecto, tan alcarreño, tan bien mentado: El Colmillo, como el que lo enfrenta , la Muela de la Alarilla, a la que rodea con su brazo liquido, como un amante que acariciara su cintura, el río Henares. Daba piñones el águila muy cerca de la cumbre, pero hoy no se había posado justo en la punta, donde acostumbra a hacerlo cada amanecer y solo oíamos su habla pero no distinguíamos su silueta.

La mano de cazadores bajaba desde el pueblo y se quedó unos momentos, callada y atenta, a escuchar el latir de su águila real. Llevan ya muchos años cazando juntos en el coto. La real estuvo primero sola, desde que llegó joven e inexperta , quizá desde la sierra no tan lejana y desde luego muy próxima a vista de águila. Se aposentó en el pico que domina toda la planicie y desde allí oteó sus presas. Un año, en temporada de amores aquilinos, le llegó compañía y ya han criado, no sabemos donde, un par de ellos. Este año se les vio volar con sus novatos. Pero de nuevo solo queda la pareja y de esta la que sigue fiel a su Colmillo es la que vino primero, nos parece que la hembra. El otro, que llegó después, viene de vez en cuando pero no es tan asiduo.

Por las cuestas del Colmillo sobrevive todavía cierta población de conejos. El cerro aunque apenas tiene vegetación arbórea, chaparros y algún pegote de encinas de pequeño porte, no está pelado ni mucho menos y medran los arbustos, con predominio de la aliaga y mucho pespunte de tomillo, algo de romero, de espliego y hierbajos de mucho aguante . En los últimos tiempos, como en tantos sitios de estas tierras donde hace nada eran desconocidos, se han aquerenciado a el los corzos y ahora son fijos y cada vez más numerosos. Dicen que el águila ya ha dado cuenta de alguna cría.

La real es el orgullo de ese coto y de los cazadores, unos del mismo pueblo otros de fuera, que llevan muchos años dando, tantas veces mal y alguna bien, la mano a la perdices. El que hace cabeza, Pedro, es además cetrero y en su casa cuando volvemos lo que nos suele recibir es el chillido de su peregrino, ha visto en más de una ocasión cazar al águila del Colmillo y como un día picando desde la cima fue a clavar sus garras en un conejo que se había puesto al descubierto en un rastrojo a poco mas de un centenar de metros de donde él se encontraba .

La mano de cazadores se pone ahora en marcha y el águila se deja ver, pues levanta el vuelo y hace un giro en el aire para trasponer al otro lado del pico . La oímos en el aire y Pedro dice que no está sola y nos señala a la pareja. Mas tarde debe posarse de nuevo pues cuando vamos hacia el romeral , para dar todas las laderas que flanquean el río, la oímos de nuevo dando piñones en su pico.

Y esta mañana la mano, en su paso, no ha levantado al Gran Duque del romeral, al búho real que tiene aquí sus aposentos . El también debe estar oyendo al águila y se habrá acurrucado aún mas en su cobijo. Las rapaces nocturnas y las diurnas no se toleran .De mostrarse el búho el ataque de la señora del Colmillo sería fulminante. Así que habrá aguantado el paso de la mano, de perros y cazadores, aunque estos hayan andado bien cerca de su dormidero, vaya usted a saber si en una encina, en una covacha del suelo, o emboscado entre algún matón de chaparros. Allí con un ojo abierto y otro cerrado , los habrá sentido pero ha hurtado el salir a la claridad que tanto le molesta . Sobre todo con el águila real dando piñones en lo alto del Colmillo.

P.D. Sigo perseverando de mi huida de
la política. Os recuerdo a los madrileños que estaré en la libreriá «De Viaje» en la calle Serrano, el jueves 23 a las 20,00 para hablar de mi libro «El pájaro de la aventura». Luego me iré a la entrega del premio Jaime de Foxa. Muy contento: me lo dan a mí.

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Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

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