Bokabulario

¿Cuántos periódicos cerró el ‘demócrata’ Manuel Azaña?

En la Universidad San Pablo-CEU se está desarrollando un Congreso Internacional sobre la República y la Guerra Civil. Yo participo con una comunicación sobre la libertad de prensa y la Ley de Defensa de la República, esa aberración antidemocrática promovida por Manuel Azaña y el PSOE.

Como no voy a colgar los 20 folios de que consta mi ponencia, os dejo unos fragmentos de una entrevista que me han hecho sobre ella.

Usted afirma que el Gobierno de Azaña cerró 114 periódicos. Es una cifra sorprendente.
Sí, y puede que se quede corta. Yo doy la cifra y las cabeceras que cita el periodista de ABC Julián Cortés Cavanillas en su libro Acta de Acusación, quien sufrió los cierres de la empresa en la que trabajaba por capricho del gobernante de turno. Pero Justino Sinova, que también intervendrá en el Congreso, en su libro La Prensa en la Segunda República Española. Historia de una libertad frustrada eleva la cifra a 120. Fue un atropello a la libertad de información y de expresión sin precedentes, ni antes ni después.

¿Tampoco en el franquismo?
En la guerra cada bando cerró las publicaciones que considera leales a su enemigo. Los partidos y sindicatos, el PSOE, el PCE, la Falange, la CNT, se apoderaron de las redacciones y los talleres y sacaron sus propios periódicos. Cuando acabó la guerra, el franquismo se encontró con una prensa afín, pero no completamente. A los propietarios de La Época y El Debate, periódicos católicos y de derechas, se les negó el permiso para que reaparecieran. A fin de aumentar el control, se aplicó la Ley de Prensa de 1938, que permitía al régimen la designación de los directores y la formación de los periodistas; además, establecía la censura previa y una serie de sanciones. En 1966 se aprobó la llamada Ley Fraga. La primera era una ley de guerra y la segunda una ley de libertad vigilada. Pues bien, el año en que el franquismo ordena el primer cierre de un diario es 1968: el diario Madrid. El Gobierno Provisional de la República empieza a cerrar periódicos a las pocas semanas de establecerse.

¿Cómo ejercía la censura el Gobierno republicano en el período que usted ha estudiado?
A los periodistas y a los ciudadanos, que tomamos como algo natural la libertad de expresión, nos sorprendería la arbitrariedad con la que se comportaban los ministros y, como ha estudiado Justino Sinova, los gobernadores civiles. Se ordenaban suspensiones y cierres por teléfono, sin mediar ningún oficio escrito. Manuel Azaña, al que un admirador suyo define como el mayor estadista de la historia de España, cuenta en sus memorias que llevaba al Consejo de Ministros recortes de artículos que consideraba sediciosos para leerlos a sus compañeros y, allí mismo, sin oír a los afectados, aprobaban el cierre o la suspensión. Él estaba convencido de obrar en beneficio de la libertad.

Gracias al movimiento de la Memoria Histórica promovido por el Bobo Solemne para honrar a su abuelito, se vuelve a hablar de estos hechos, como la censura de prensa y las checas, que demuestran que los republicanos (y los izquierdistas) no eran demócratas.

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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