¡Iñaki Gabilondo se ha disculpado por la vejación a un minusválido (perdón, discapacitado, que me riñen los progres)! Este gesto demuestra que en el mundo mediático hoy por hoy el rey es Federico Jiménez Losantos.
Hace unos años, lo que dijesen El País y la SER se aceptaba sin chistar por parte de todos los demás medios y hasta por la Iglesia y la derecha. ¿Qué El País marcaba como indeseable o enemigo de la democracia a un pobre desgraciado? Pues los de derechas entregaban su cabeza para ganarse los aplausos de los editorialistas de El País. El grupo hacía de todo, como publicar unas escuchas ilegales a Jesús Cacho durante el escándalo Ibercorp.
Pero si cayó la Unión Soviética, Prisa también puede entrar en decadencia. Aznar presumía que había ganado unas elecciones generales, y con mayoría absoluta, sin conceder ninguna entrevista a El País y a la SER. Lo malo es que no hizo cumplir la sentencia que obligaba a la SER a desprenderse de las antiguas emisoras de Antena 3 Radio.
Junto con Antonio Herrero y Jiménez Losantos, el zapaterismo y el nuevo director son, en mi opinión, los hitos que marcan el fin de la hegemonía (en el sentido marxista, es decir, hegemonía de ideas) de Prisa. Los últimos patinazos del grupo han sido los editoriales en que pedía autocensura sobre las negociaciones con ETA y no criticar el islam.
Hace quince años, con una derecha embridada, el linchamiento al poliomelítico andaluz que asistió a una manifestación de la AVT se habría cometido sin que nadie hubiese alzado la voz. Ha sido la COPE, encabezada por Jiménez Losantos, la que ha dirigido la protesta contra el reportaje de Cuatro y ha obligado a Gabilondo a pedir perdón. ¡Ay, si la COPE dispusiera de los mismos postes que la SER!
Ahora bien, que no se piense que el prestigiosísimo (sic) periodista vasco, tal como lo define uno de los mastines del Imperio Progre, ha hecho propósito de enmienda, que es una de las condiciones imprescindibles para obtener el perdón de los pecados.
A continuación, se emitió un reportaje sobre Air Madrid en el que aparecía el director de la aerolínea acompañado de Esperanza Aguirre. Gabilondo justificaba la emisión de las imágenes porque eran las únicas que se tenían de José Luis Carrillo, argumento válido en principio. Se le olvidó añadir que Aguirre estaba ahí en el típico acto de relaciones públicas. ¿O es que quería causar la impresión entre su numerosa audiencia de que Air Madrid tenía conexiones con el PP madrileño? ¿Se atrevería algún redactor de Prisa a ilustrar un reportaje sobre el ladrón Mario Conde con fotos en las que apareciese junto a Jesús Polanco, aunque éste no tuviese nada que ver con los manejos del financiero gallego?
Y para que los progres se marchasen a la cama contentos y solidarios, un reportaje sobre ACNUR, la agencia para los refugiados de la ONU.
Ah, a Gabilondo le falta revelarnos a todos los españoles qué tres fuentes de la lucha antiterrorista le dijeron que había terroristas suicidas islámicos en los trenes de Atocha.
