Bokabulario

Catalanes al servicio de Hitler

La apertura de archivos trae muchas sorpresas. Así nos hemos enterado de que entre los 500 espías en Cataluña al servicio del III Reich había una personalidad de ERC.

La revista Sapiens va a publicar en su número de marzo una investigación sobre los espías de Adolf Hitler en Cataluña, datos obtenidos de diversos archivos. El número es de 500 personas, lo que me parece sorprendente. En la lista, que todavía no conocemos al completo, aparecen ya dos nombres llamativos:

1) Doctor Josep Trabal, militante de ERC, que antes de finalizar la Guerra Civil huyó a Perpignan (Francia) y allí, años después, pasó información a la Gestapo de los refugiados republicanos españoles.

2) El ex policía de la Generalidad Benet Comas, que residía en Figueras (Gerona) y estuvo a las órdenes de la Gestapo desde mayo de 1944.

Es de esperar que Puigcercós, Carod y Tardá exhumen los restos de Trabal y los arrojen a un muladar. Ya que se empeñan en la Memoria Histórica, que prediquen con el ejemplo.

Poco se ha hablado de esta noticia en la prensa seria, menos que al gordo Gore y al payaso Cameron. ¿Por qué será?

El catalanismo ha conseguido imponer el mito de la Cataluña democrática, higiénica y europea agredida y ocupada por la España negra.

En los años cincuenta y sesenta, los medios progresistas comenzaron a rodear con un aura de especial respetabilidad a toda Cataluña. Comenzó a funcionar un curioso sentido de culpa en el resto de las regiones según el cual Cataluña había sido la perdedora de la guerra civil. El sentimiento de culpa vino de una serie de «arrepentidos» del franquismo que para sentirse bien se dedicaron a exaltar a los catalanes, fueran o no franquistas. A Pujol, sin ir más lejos, que hizo sus estudios en el Colegio Alemán, nazi en 1936 y aún más cuando se reincorporó en 1939.

La oligarquía que sirvió al franquismo (Godó, Samaranch, Lara, Vilarasau) ha mantenido el poder gracias al nacionalismo, ese Jordán cuyas aguas redimen de toda traición a quienes se bañan en ellas. Noticias como la que comentamos despojan de sus ropajes a los tiranos.

Jordi Pujol, que no es nada tonto, escribió un artículo sobre los proyectos del Tripartito de imponer la Memoria Histórica como dogma similar en su carácter indiscutible al cambio climático.

También por justicia hay que recordar las 7.500 personas asesinadas de 1936 a 1939, también en Catalunya. Gran parte de ellas por gente incontrolada, pero de formaciones políticas o sindicales que se proclamaban fieles a la República, que participaban en sus organismos de Gobierno y que en todo caso actuaban en territorio republicano.
(…)corremos el riesgo de que se asigne a un sector ideológico el derecho a definir lo bueno y lo malo y las responsabilidades de cada cual, y de atribuirse una superioridad moral.

Pujol sabe muy bien los peligros que puede traer la Memoria Histórica. ¡Un Carmelo político!

Por ejemplo, la insistencia de Iñaki Anasagasti en reivindicar a un personaje tan despreciable y siniestro como Jesús Galíndez conduce a muchos a interesarse por las silenciadas vinculaciones del PNV con la CIA y su lucha contra el comunismo, que ni los tontos del franquismo supieron explotar.

¡Si quieren que sigamos ahondando en los archivos y la memoria…!

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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