Seguía perplejo por el absurdo y desaforado comportamiento de Joaquín Araujo en el incidente de Guadalajara, ante mi posición sobre el asunto del agua, hasta que esta mañana he leido el periódico. Y he topado con la explicación de su pasión. Hoy se estrena en la 2 de TVE una serie documental, “Las tareas del agua”, de 13 capítulos a la que el Ministerio de Medio Ambiente de la señora Narbona ha dotado con casi un millón de euros: 965.935 para ser exactos. ¿Y se imaginan ustedes quien la ha escrito y la dirige?
Pues si. Respuesta acertada: Joaquín Araujo. Él, el consejero aúlico del Ministerio, el amigo personal, quién cada mes abre con su encíclica la revista Ambienta (en la que por cierto yo colaboraba hasta que a la llegada de este equipo tan tolerante. Mi ultimo artículo fue censurado, sin más se prohibió su publicación, por la mano ejecutora de la Narbona, Concha Toquero) , don Joaquín, al que no hay premio que no le den o incluso le repitan y al que ahora sería absolutamente pertinente, son dineros públicos, preguntarle cuanto ha cobrado.
¿CUÁNTO HA COBRADO,POR ESCRIBIR , DIRIGIR Y CUALQUIER OTRO CONCEPTO, EN ESTA SERIE, SEÑOR ARAUJO?
Y no se exalte , por favor. Que no tiene usted bula ni el derecho mundial de que hayamos de creer todos en su bondad y razones infinitas. Gratis no habrá sido , porque ha de valer lo suyo. Y mas por defender, aunque se que lo hace de corazón, a la ministra en su indefendible política del agua que ha hecho retroceder el país al enfrentamiento tribal por los cauces, a la ruptura de consenso nacional del el preciado y escaso líquido como un bien nacional y publico (por cierto a Araujo le parece que de escaso nada. Que lo que pasa es que lo malbaratamos).
El esfuerzo ha merecido la pena. La serie le ha gustado muchisimo a la Narbona.Ya veremos si tanto a los ciudadanos. Tanto que ha exclamado que servirá para “enterrar la demagogia que hay en España con respecto al agua que parte del desconocimiento”
Ya esta todo claro. Vivimos en la tiniebla de la ignorancia y ahora viene Araujo a alumbrarnos, tras ser alumbrada la serie con un millón de euros ministeriales, de los que se desconoce el monto correpondiente a don Joaquin, y acabar con todos los demagogos. Que fue uno de los epítetos que , a voz en grito, me espetaba y repetia cuasi histérico el jueves en Guadalajara. ¡Que coincidencia! .
El señor Araujo, al ser presentado, porque tal es el currículum que envía, posee una larguisima retahila de premios y reconocimientos, no creo que eche en falta ningún premio oficial –el Nacional de Medioambiente ya se lo han dado dos veces-, ha publicado mas de tres o cuatro decenas de libros, miles y miles de artículos y dictado casi otras tantas conferencias. Un buen amigo, científico y ligado al mundo natural suele pespuntear estas cifras con una maligna sonrisa y una pregunta “¿Alguien conoce a alguien que haya comprado en una librería uno de sus libros?.”
No se puede ser tan malo. Habrá muchos, sin duda. Tiene un publico. Pero yo sé lo que quiere decir mi maligno amigo. ¿Que ha hecho que no esté previamente subvencionado?. Como esta serie, como tantas otras.
Y expresa la maldad otro lugar común entre muchas gentes del mundo ecológico. Su cercanía a los poderes y que en realidad a pesar de la montonera de cosas de las que presume nada queda en la memoria de las gentes.
Yo ahora estoy expectante por ver en que audiencia empieza y acaba la costosa serie.Se lo contaré mañana. A ver si va a ser que quizás su única y verdadera medalla es que de joven y en algunos capítulos fue ayudante de Rodríguez de la Fuente.
LUNES: DATOS DE AUDIENCIA DE LA SERIE
La serie «Las tareas del agua» obtuvo , en su estreno, un 3,8 por 100 del share. Por debajo de la propia media de la cadena, que fue de un 5,6 a lo largo del día. Apenas si paso del medio millón de espectadores: 537.000.
La serie que vino a continuación, sin embargo, «Otros pueblos» de Luis Pancorbo consiguió 855.000 espectadores y el 4,9 de share.
¡Y era el día del estreno! Con publicidad, presentación por todo lo alto en Aranjuez y alharacas varias. La previsión, por ello, no es precisamente que gane espectadores
P.D. Como ilustración del incidente repito lo escrito en la anterior entrada.
Estos días de atras hemos debatido sobre un cierto ecologismo y una cierta bula que se autoconceden tanto ellos como otras ONG. Pues bien, me parece oportuno contarles lo que me ha sucedido al respecto en mi propia ciudad de Guadalajara.
Ciertos sectores del ecologismo, sobre todo algunos de sus santones, consideran que solo ellos están en posesión de la verdad. De la verdad absoluta. Es más, dan por hecho que su superioridad moral es tal que tienen bula, que sus argumentos no pueden ser replicados, que ellos están exentos de critica y realizarla es un delito contra la Tierra y que cualquiera que les contradiga es reo de los peores sambenitos .
Pobre del que lo haga.
Sospechaba algo de esto. Pero pude comprobarlo en carne propia. Lo sufrí el jueves en un acto del Club Siglo Futuro. Compartía mesa con Joaquín Araujo, al que conozco desde hace lustros, aparentemente un moderado en el sector. Expuse mis criterios, mis opiniones, mis razones. Algunas contra corriente. No considero a los pantanos fachas, ni a los trasvases satánicos, hay que estudiar cada caso y creo, con el sentido común, que con el cambio climático y la sequía y las convulsiones, habrá que almacenar agua, regular cuencas para evitar en lo posible inundaciones y plantearse acercarla a quienes pueden quedarse sin ella.
Todo ello planteado desde el respeto a otras posiciones y desde la propia duda sobre algunos aspectos.
Pero algo sucedió, tal vez que no considerara como él que las recientes inundaciones de 20.000 hectáreas en la ribera del Ebro fueran benéficas o que ironizara sobre alguna afirmación suya de que hace diez lustros vivían el triple de personas en la Castilla seca aunque no tuvieran río con un “vivían mal y por eso emigraron”. Pero todo ello siempre en todo educado, amistoso incluso.
Lo que no esperábamos nadie, ni yo ni la mayoría del público, fue la reacción. A voz en grito, excitado-con un punto histérico más allá del nerviosismo- no encontró otra formula que descalificación personal y el insulto, pues a ello recurrió para remate de su arrebato, ante la incomodidad de un aforo en no pequeña parte abochornado.
Y digo lo que le dije: que cualquiera tenemos el mismo derecho que el suyo a exponer nuestra opinión y que esta merece el mismo respeto que la suya.
Si alguien quiere leer mas tiene abundantes entradas por las que pasarse. La ultima Hipertrofia Ecologista.
Es, desde luego, mi versión. Sin duda, el tendrá otra. Aunque muy contento no estaba de su actuación a la salida pues según me cuentan los dirigentes del Club Siglo Futuro les confesó marcharse profundamente disgustado. Se lo dijo a ellos pues a mí ni siquiera me ofreció una mínima disculpa por sus improperios.
