Desde luego, los intelectuales del país de ZP tienen un nivel a la altura del betún. Después de Sostres, nos detenemos con Suso de Toro, al que no le gusta el Madrid de la derecha porque éste no le presta la atención que cree merecer.
A Suso le tengo algo de cariño porque me aportó varias entradas para mi Diccionario para entender a Rodríguez el progre; por eso suelo leer los frutos de su minerva. En el último de sus artículos, lleno, como los anteriores, de admoniciones y reproches, así como de perífrasis y anacolutos, nos revela su escándalo porque los demás no compartamos la excelente opinión que él tiene de si mismo. Aviso: habla de sí mismo en tercera persona.
Incluso vio publicadas sus opiniones sobre literatura en alguna cabecera manifiestamente de derechas, donde por entonces también se daba fluida cuenta de la publicación de sus libros. Él creía que eso era un derecho o cosa (sic) natural, pues era lo que se hacía habitualmente con libros de parecida índole de autores semejantes a él. (..) con su nueva novela comprobó, ya sin sorpresa, que esta vez dos de las cuatro cabeceras de prensa de la capital, que siempre habían cubierto las presentaciones de sus libros, también se negaban a acudir a la presentación de la novela. Aún vio con pasmo que uno de los dos periódicos que se habían negado a dar cuenta de lo que el autor tenía que decir del libro dedicaba en cambio más tarde una página entera, y con foto en colores, a una reseña corrosiva hacia libro y autor [¿Admite Suso únicamente reseñas elogiosas?].
Mira, Suso, todos los que estamos metidos en la industria cultural (sí, tú también, aunque gozas del estatus de especie protegida por galleguista y por izquierdista) sabemos que lo más difícil es vender un libro, por delante de escribirlo, según una acertada frase de Rafael Borrás.
Yo he montado presentaciones y he dado por sentado que: 1) no hay obligación de los periodistas de asistir; 2) no hay obligación de los medios de publicar nada, ni una reseña del acto, por muy interesante que haya sido ni por mucha gente que haya asistido. Sorprendente, ¿verdad? He escrito dos libros de humor y, cuando la mayoría de los periódicos no los han reseñado, no me he echado a llorar, como tú, ni cuando el PNV interpeló al Gobierno por el Bokabulario para hablar con nazionalistas baskos.
Y es que, querido Susote, Madrid no es como un congreso de literatura en gallego en Verín, con sus subvenciones, sus premios y sus entrevistas en TVG. Aquí cada día hay una docena de presentaciones y conferencias, y hay que pelear por el espacio y el público. Tal vez sea esta competencia lo que te molesta de Madrid. ¿Te gustaría que se te recibiese como a Franco cuando volvía de sus vacaciones en Galicia o en San Sebastián?
¡Pero cómo se puede quejar de que se le silencia un tipo que publica sus topicazos en El País y La Vanguardia! ¡Un individuo que aprovecha las tribunas que le ceden el Imperio Progre y un diario ex franquista para acusar sin pruebas a la derecha de originar los incendios que arrasaron Galicia en el verano pasado, a fin de disculpar a su querido bipartito!
el fuego no quema masas arboladas, va directo contra las casas, contra la gente. La trama que actúa como guerrilla insurgente aquí y allí castiga a una sociedad que hace justo un verano ha tomado una decisión seria, jubilar dieciséis años de administración de la derecha.
Éste es Suso de Toro, un miembro de la Liga de la Justicia Progresista, siempre en lucha contra La Derecha Extrema.
(El BNG ha incluido en el puesto nº 7 de su lista al Ayuntamiento de Vigo a un terrorista de los GRAPO condenado por asesinato. A ver si Susote, que tanto habla de la sangre en su artículo y de la memoria histórica en todo momento se queja de lo que hacen sus amigos separatistas. En Estepaís el único que no tiene derecho a la reinserción es Franquito, y eso que murió perdonando.)
