La Marea de Pérez Henares

500.000 olas para La Marea

Ayer domingo, día 11 de noviembre, el marcador de La Marea alumbró una cifra en la que jamás hubiera ni soñado. En el tiempo que lleva abierta la bitácora se han producido 500.000 visitas a sus páginas. En poco más de 15 meses. A un ritmo que en estos últimos tiempos se hace frenético. De aquellos días primeros en que apenas un centenar le lectores se acercaba a estos donde en ocasiones son más de cinco mil y los que han de contarse por cientos son los comentarios. Es para mi y creo que para PD un momento de alegría pero tambien quiero hacerlo de reflexión.

Cuando a principios del año 2006 comencé con este blog no tenía ni la más remota idea del fregado en el que me estaba metiendo. Me había acercado a Internet apasionado por la total revolución de conceptos comunicacionales que representaba. Subvertía todo orden: ya no había sujeto activo (el que escribía o hablaba) y sujeto pasivo (el que leía, oía y callaba) . Con inmediatez y desde cualquier lugar del mundo podía ser aplaudido, o rebatido, apoyado o vituperado en cuestión de segundos. Y podía verlo todo aquel que quisiera y tuviera el instrumento al alcance.

Pero hasta llegar a La Marea no había sentido en mis propias carnes el verdadero oleaje. Hoy quince meses después no diré que soy un avezado marino pero he dejado de ser un inocente grumete. He aprendido algunas cosas, incluso a navegar un poco y hasta saber apretar alguna tecla, aunque me parece que a este barco he llegado un poco tarde en cuanto a saber de sus entrañas y calderas. En cualquier caso, pienso, no soy un fabricante sino un usuario. O sea, que me perdonen quienes quieren que seamos ingenieros de telecomunicaciones y expertísimos informáticos pero a mi me basta saber coger el AVE para que me lleve a Sevilla y no tengo por que saber construir sus locomotoras .
En La Marea me vale con haber llegado a marinero y en algunas cosas ya creo que puedo hasta opinar.
En una más que en nada. La libertad en la Red no puede ser confundida con la impunidad para injuriar, descalificar, insultar y , cada vez es más frecuente, delinquir. Algunos salen en la tele y detienen a los criminales. Pero otros los sufrimos cada día y parecen tener quedar impunes. Pero son delitos, a veces graves, contra la dignidad de las personas y de las instituciones. Y temo que acabrán por traernos nefastas consecuencias.
Hay quienes consideran que la libertad es la carencia de cualquier tipo de normas . Y es al contrario. La libertad crece en el respeto y en las normas aceptadas como mínimo marco de convivencia entre todos. La libertad perece cuando todo respeto desaparece, cuando se supone que el insulto, la agresión, la violencia (en este caso verbal), la amenaza o la injuria son utilizables como argumento. Y no. Precisamente la libertad exige que se renuncie a esas formas claramente liberticidas .
Es este un viejo debate en los medios. Ahora lo es particularmente en Internet donde ha alcanzado una inusual virulencia por la posibilidad de cometer la fechoría oculto tras el anonimo y por la sensación de que no va a traer ninguna consecuencia a quien la comete. Pero no es así y puede que el abuso haga más pronto sea menos así, pero de paso no sean tan libres otras cosas que si merecen serlo.
Al fenómeno del insulto impune, individual o colectivo , espontáneo o inducido , organizado o programado incluso, no he dudado en calificarlo de cáncer de internet. Y tal tumor es hoy el mayor de los peligros que le acechan. Si no se controla , si no se regula acabará por suponer un conflicto de muy graves consecuencias. La peor puede ser la limitación precisamente de esa libertad que los “insultadores profesionales” pretenden esgrimir como legitimadora de sus envilecedoras prácticas.

Pero no quiero dejar la sensación de que este aspecto, el más negativo , sea de imposible solución. He aprendido que con trabajo y un algo de dedicación, un blogger puede imprimir un sello de libertad y respeto. Tiene armas poderosas en la mano y lo que no debe temblar es a la hora de aplicar unos principios esenciales. Luego todos somos humanos y cometemos errores pero hoy me siento satisfecho al proclamar que , con todas sus deficiencias y a pesar de haber tenido que sortear mas de una galerna, La Marea es un espacio de libertad, de respeto , de pluralidad y de debate.

No quiero cerrar estas líneas sin manifestar, sincera y muy limpiamente, mi agradecimiento a los lectores pero aún mas mi deuda de gratitud con quienes han adoptado la posición activa, quienes han participado y participan con sus comentarios. Ellos son parte de este blog y lo han ayudado a crecer . Espero que el árbol siga echando ramas y que sus hojas sean tantas que este medio millón de hoy nos parezca mañana una minucia. Porque ciertamente las posibilidades que la nueva herramienta ofrece se presenta cada vez más infinitas.

P.D. Y lo que hoy os pido son, mas que nunca, vuestras reflexiones sobre lo que la red significa, sobre lo que personalmente os ha significado y, desde luego, las aportaciones las críticas generales y en particular sobre La Marea os parezcan oportunas.

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Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

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