La Marea de Pérez Henares

Las urnas no crean empleo

Las elecciones despejan la atmósfera política (incluso puede que hasta la cabeza de los contendientes) pero no resuelven los problemas. Las urnas aclaran muchas cosas, el poder ante todo, pero no crean empleo ni son capaces de bajar los precios.

De las elecciones del 9-M y a pesar del maldito asesinato, esta vez de ETA a un ex concejal socialista, se sale victorioso o derrotado pero no por trauma alguno sino por votos. Las ponzoñas del 11-M quedan definitivamente atrás. También, y ya era hora, algunos de sus protagonistas. El aire político se limpia.

Puede que incluso y de comienzo un nuevo clima se reinstale en el devenir cotidiano de la vida parlamentaria. Puede que veamos hasta viejo espíritu de pactos. Puede que pueda pensarse que por delante hay días de vino y rosas para los vencedores. Pero eso es ya no querer mirar a la realidad y perseverar en la enfervorecida ensoñación del mitin

La verdadera “pasión” puede empezar inmediatamente después de la “Semana Santa”. Todo sonríe a Z menos la economía. Los resultados hasta le permiten que los avisperos nacionalistas se vena obligados a calmarse un poco. El PNV recoge velas soberanistas y envaina referéndum para ver como aguanta en el poder, que considera patrimonio intransferible, en Euskadi . Sabe que su enmontamiento y tanto oler los encames de ETA en la maleza lo hace peligrar. Se reabren esperanzas de respiraderos de libertad en el País Vasco.

Todo parece primaveral pero resulta que el empleo huele a invierno y a congelación, que ya la crisis es crisis y que eso de la desaceleración quedaba bien para aguantar debates pero no para gobernar país y hacerle frente al morlaco que se viene encima. Por tierra-el campesinado español con la subida de carburantes está al borde del estallido- , por ladrillo- la construcción es un parón que va a mandar a cientos de miles al paro y muchos emigrantes a la marginación con el recrudecimiento de la tensión social que ello va a provocar-, por cocina-los productos básicos son un aria sostenida en re mayor que puede acabar rompiendo en gallo porque ya no de ni para pollo- y por conmoción-el mensaje del “no preocuparse, Z proveerá” puede estamparse contra la realidad.

Por todo ello y mirando más allá de las narices de una investidura quizás haya que reflexionar sobre una legislatura que pareciera apacible en lo político pero que puede tener endemoniadas pirañas en la barriga económica y social. Por ahí es por donde habrá que pensar si estos cuatro años acabaran de muy diferente forma a como parecen empezar. Si es que terminan en su plazo, que cuatro años en política son mas que una eternidad.
Zapatero , el vencedor, sale con la matemática mucho más favorable. Le sirven tan sólo siete votos prestados para alcanzar mayorías estables. Con BNG, IU,ERC y Nabai le basta. Ni siquiera está en manos de CiU ni de PNV . Se antoja, incluso, imposible una posible concurrencia de fuerzas en una situación de dificultad extrema que diera alas a una moción de censura viable. En matemática electoral Zapatero puede estar muy satisfecho. Y lo está, sin duda. Está encantado. Y hasta puede que despejado. Difícilmente volverá a meterse en peligrosos juegos de poker con los pistoleros de ETA.

Ha salido, milagrosamente, demasiado bien librado de sus errores y, aunque no los reconozca, no es de esperar, aunque sea por mero instinto de supervivencia, que vuelva a repetirlos. Es probable que algún tipo de unidad en la lucha antiterrorista se recupere en un próximo futuro. Será una magnifica noticia para España.

De Rajoy he escrito que se siente liberado. Cada vez confirmo más esa opinión. Sabe muy bien ya quienes son sus amigos, sus rivales y sus enemigos. Tiene una difícil tarea de futuro cuya elemento esencial es convencer a su partido y a su electorado que de verdad puede vencer, habrá para ello que liderar por él y con sus propias fuerzas, equipo y méritos al PP y crear una alternativa que no pierda por poco sino que gane por algo. Puede empezar, por ejemplo, ganando las próximas elecciones europeas. Pero por hoy, mejor que lo dejamos, y nos quedamos hablando de Gobierno que está semana sólo se ha hablado de la oposición.

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Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

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