Bokabulario

Si no hablas inglés es por Franco

Los progres siempre encuentran un responsable para los males que nos aflijen: Franco. ¿Pero este señor no se murió hace más de 30 años, en el siglo pasado? Si usted no sabe hablar inglés, la culpa es de Chiquito del Pardo.

El Domingo de Resurrección, quienes comprasen El País se encontrarían en la portada con un reportaje titulado ¿Por qué nos cuesta tanto hablar inglés? Como ya es tradición desde que apareció el primer número del periódico dirigido por uno de los niños mimados del franquismo, Juan Luis Cebrián, la culpa es de Su Excelencia don Francisco Franco Bahamonde, caudillo de España, generalísimo de los Ejércitos y benefactor de los Cebrián y los Polanco.

Es cierto que se trata de un problema arrastrado. La dictadura de Franco cerró las fronteras al inglés durante 40 años, se centró en la defensa del español y España se convirtió así en un país acostumbrado a ver cine doblado.

En el párrafo siguiente, la sagaz periodista progresista (y feminista, qué menos) reproduce un testimonio que refuta su sobada explicación oficial:

«El verdadero problema es que, si miras las estadísticas, el porcentaje no se ha movido a través de los años», dice Ramon Aspa, director ejecutivo de la escuela de idiomas de Esade.

Ya sabemos que el Imperio Progre culpa a Franco hasta del cambio de hora.

En lo que sí estoy de acuerdo con el reportaje es que el conocimiento del inglés «se ha convertido en un factor diferenciador de clases sociales».

Bueno, no creo que las cosas mejoren, pues la mayoría de los políticos quiere que los niños aprendan gallego normalizado, euskera batua, catalán (incluso en Valencia y Baleares), leonés, asturianu, fablas aragonesas y silbo canario para así aumentar los hechos diferenciales que nos unen. Incluso Rodríguez, que no domina más que el español, y en su registro más pedante, está de acuerdo con que se multe a los comerciantes que rotulan en castellano, porque el franquismo, cuando su papi era abogado del Ayuntamiento de León y recibía por ello dinero e influencias, lo persiguió.

No olvidemos que a estos políticos les acaban de votar más de 13 millones de expañoles que están de acuerdo con sus planes lingüísticos y a los que les importan un comino el futuro de sus hijos (pensarán que van a ser todos funcionarios autonómicos) y sus derechos.

Como yo creo que Expaña ya no existe y que el territorio al sur del Ebreo debe independizarse de la metrópoli catalana, estoy encantado de que prosiga el aborregamiento de millones de expañoles. Así mis hijos, que se están educando en español e inglés, tendrán más oportunidades laborales. Visto que a los perjudicados les encanta, ¿para qué me voy a molestar yo en tratar de persuadirles de que se están infligiendo un mal?

Ah, alguien me dirá que los jóvenes educados por ejemplo en Cataluña dominan el castellano. Pues no hay más que pasearse por los foros de La Vanguardia para comprobar que no es así.

Progresista, si se te cae el pelo, si baja la Bolsa, si te suspenden, si eres imbécil, no te preocupes: échale la culpa a Franco.

Ejemplo de imbecilidad: el Sindicato de Estudiantes, la batalla de Bailén y el franquismo.

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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