Bokabulario

Cuando el el PSOE detestaba a los ‘maricones’. El ejemplo de Alfonso Guerra

El Imperio Progre vuelve a arremeter contra la Iglesia con motivo del caso de una señora casada con otra señora y que por ello ha sido expulsada de una cofradía. El PSOE se olvida de los homófobos que hay en sus filas.

La llamada religiosidad popular a veces recibe críticas porque no se corresponde con una verdadera fe, sino con sentimientos o conductas irracionales y hasta paganos que poco tienen que ver con el cristianismo. El caso de la señora expulsada de una cofradía por haberse casado con otra señora es un ejemplo que confirma lo anterior.

La señora en cuestión quiere estar en misa y repicando. Para ella una cosa es su Virgen y otra la doctrina de la Iglesia. En el mismo cristianismo a la carta caen los lugareños que participan en la romería y la cofradía. ¿Se puede ser católico sin obedecer doctrinalmente a la Iglesia? No. ¿Se puede considerar católicos a quienes participan en la romería a la vez que exigen a la Iglesia que se adapte a sus antojos? No.

La tal señora puede hacer lo que quiera (allá ella con su conciencia y con Dios), pero no lo que quiera y lo contrario a la vez. Aquí creo yo reside una de las aberraciones de este fin de época: mucha gente desea cosas contradictorias y se niega a aceptar negativas, tanto de sus semejantes como de la naturaleza, y entonces, ¡a los tribunales!

Laicos que apoyan al islam. Liberales que execran del Estado a la vez que son funcionarios. Socialistas que se hacen millonarios. Hombres que quieren ser mujeres. Mujeres que quieren ser hombres. Aprobados generales que crean analfabetos. Verdad que hace libres y libertad que hace verdaderos. Semejantes comportamientos derivan en enfermedades mentales para las personas y las sociedades.

De cómo usó ZP la cuestión del gaymonio -como la de la Memoria Histórica- para dividir a la sociedad en categorías morales e irracionales de buenos y malos da idea este testimonio sobre la homofobia de Alfonso Guerra, que excluía a los maricones de las listas del PSOE. El partido del feminista ha premiado a Guerra con otra legislatura más en el Congreso (¿pero cuándo se va a jubilar este tipo?). Si de verdad ZP creyese que el gaymonio es un derecho fundamental, ¿cómo es que estuvo callado entre 1986, cuando empezó a calentar el escaño, y 2000? Se trata sólo de una maniobra política ejecutada por unos cínicos.

En el partido que gobierna España, era sobradamente conocida (y festejada) la homofobia del vicepresidente del Gobierno y vicesecretario general del PSOE, Alfonso Guerra. A mediados de los años ochenta, este blogmaster la conoció durante una cena con un ministro socialista y un delegado del Gobierno. Después de que uno de los dos, no recuerdo quién, comentó que durante la discusión de las listas electorales, vetaba a los candidatos homosexuales: «el tercero por Lugo es maricón. Fuera», fue la expresión textual usada en el relato. El ministro contó después una anécdota ilustrativa:
Un diputado de Alianza Popular había sido sorprendido en un club para homosexuales de Londres. El aludido, cuyo nombre no daremos por no incurrir en el outing, bajaba por el pasillo del hemiciclo hacia la tribuna de oradores, cuando Alfonso le dijo a Felipe: «Pero fíjate, si anda con las rodillas juntas…», a lo que el presidente respondió: «Y eso, ¿qué tiene que ver?», y entonces Guerra colocó la gracia: «Eso es que en casa se pone la falda de tubo». Todos los comensales reímos la malicia. Yo también, mea culpa.

Y el listo de Rajoy ha dejado que éstos le cuelguen el sambenito de facha a él.

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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