La Marea de Pérez Henares

Nostalgia, poca, del 68

El mayo del 68 cavó la tumba del marxismo y la izquierda comunista pero tan sólo la cambió por un spot.

Sobre la tumba de aquella izquierda revolucionaria europea, del comunismo cayeron mas tarde los cascotes del muro de Berlín , pero eras las consignas publicitarias de Paris las que habían cavado ya el hoyo.

La vieja izquierda, hegemónica tras la guerra mundial, patrocinada por la URSS, estaba ya herida de muerte por el totalitarismo, el estalinismo, la burocracia y la negación de la libertad, pero aún faltaban dos décadas para que el cadáver se desplomara.

Los rojos fueron sustituidos por los progres. La idea de revolución por el movimiento ONG. O sea, la justicia por la caridad. Solidaridad, para que suene mejor y no huela a monja. Eso si todo en el discurso hermoso, en la incontestable declamación de paz, de los derechos y de acabar con el hambre del mundo. El discurso hippy de ayer, el discurso del buenismo de hoy

Rojo y progre no son en absoluto cosa igual. Tal vez ni parecida, e incluso puede que contradictoria, pero se quedan con su mito y su leyenda sin tener que asumir errores, crímenes ni miserias

Los ultraizquierdistas universitarios–hijos en su mayoría de la burguesía acomodada-gritaban que los comunistas habían traicionado a la clase obrera y se habían vendido al capitalismo
Ahora son todos asesores del Eliseo, de Moncloa, del FMI . Algunos esbozan minifilosofias de andar por las casas de la derecha liberal o de la socialdemocracia.

Tanto el progre del 68 y el del tercer milenio supieron adaptarse mucho mejor al «medio». Fueron y son maravillosos publicitarios. Eso es lo que queda de aquello. “Seamos realistas, pidamos lo imposible”. “Queremos el mundo y lo queremos ahora”.”Prohibido prohibir”»La imaginación al poder». Eso , y lo mejor, «Hagamos el amor y no la guerra» (Vietnam nos dolía a todos). Aquello , la revolución sexual, y el movimiento de liberación de la mujer que tomo entonces carta de naturaleza fue lo más verdadero y perdurable de aquellos días.

Los jóvenes españoles que entonces velábamos nuestras primeras armas contra la dictadura, generalmente en filas del Partido, o sea del PCE, alucinábamos en colores. Los franceses nos querían hacer troskistas. Nosotros lo que queríamos era acabar con la dictadura. En España no era mayo. En España la policia «sucidaba» a la gente (Enrique Ruano) y un puñado muy activo lograba la hegemonía en la Universidad (concierto Raimon) y enlazaba con un incipiente movimiento obrero (CC.OO) de nuevo cuño y creciente actividad. Pero si, también teníamos utopía y canciones. No era poco. No es poco incluso hoy en día.

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El Mayo quedo para la imagen como cosa de jóvenes en barricadas de adoquines. Pero la verdad es que quien puso contra las cuerdas a De Gaulle fueron los obreros del entonces cinturón rojo que ocuparon las fábricas y convirtieron la Renault en un efímero bastión revolucionario. Acabaron pactando el plato de lentejas. Al mes Francia votó a la derecha.

De los obreros ya no hay memoria histórica que valga. Estaban cavando su propia tumba. Lo que quedó en la retina fue el spot de quienes en realidad les estaban enterrando.

El mayo mató a la izquierda totalitaria y estalinista-aunque sus mitos eran Mao y el Che Guevara y los puristas ponían Albania como ejemplo a seguir- pero no alumbro sobre las ruinas del marxismo ningún cuerpo de doctrina global, ninguna utopía. Unos vestidos de flores, una canciones y unas pegatinas quedan muy bien para las hemerotecas pero no tardaron en ser prontamente integrados por la dinámica de mercado y capital.
Hoy seguimos viviendo en aquello. En pequeños átomos, sin respuesta total al sistema. ONG, ecologismo, feminismo y la dávida rebautizada como «solidaridad».
El progre es el heredero natural del «ultraizquierdista» del mayo. El joven burgués pagado de sus presuntos, converso a “fés” tan absolutas como efímeras que riñe a los materialistas obreros. Pero ¿que es el progre? ¿Qué cuestiona de fondo y de principio?. ¿El sistema capitalista?. No. ¿La propiedad privada?. Menos. El control publico, nacionalización de las fuentes primarias de riqueza. De esos en Occidente nadie quiere ni oir hablar.

Entonces ¿cuál es su propuesta?. Pues casi ninguna, excepto la de la imagen. Hay respuestas parciales. Envoltorios. Pero a día de hoy a Marx no le ha sustituido nadie con una visión global del mundo y una propuesta , una alternativa, de cambio universal.
A falta de ello seguimos en el mayo francés: un buen spot. Fueron maravillosos convirtiéndose en un anuncio publicitario. ZP es en este sentido su mejor discípulo y quizas ya el único heredero en todo el viejo continente.

P.D. Y dicho todo esto. Queda una nostalgia. Quizás la mas sentida, a que negarlo, sea la de la propia juventud huida pero vivida. Pero tal vez haya algo más. Toda aquella generación, o lo que fue en ella hegemónico y perdurable , tenía utopía, tenía música, tenía una canción. Quizás porque las tuvo y esta carece de ellas es por lo que sus viejos mitos siguen siendo hoy los únicos vigentes y sus músicas las que perduran.
Contradictorias con su propios mitos en ocasiones. En la senda misma de la integración casi antes de empezar a andar. pero , que diablos, al menos quería andar y soñaba con un mundo diferente..
Hoy no falta quien lo sueñen. Pero ¿son los hegemónicos en el pensamiento y espejos de nuestra sociedad ?. O estos lo son quienes tienen en la marca de ropa la seña de identidad, en la liga de futbol su nivel de felicidad o frustración, en la telebasura y el glamour de los objetos-mujeres sus espejos yen el botellón una filosofía de vida.

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Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

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