La Marea de Pérez Henares

El «elefante blanco» del PP

La cacería mediática se inició al día siguiente. “Queremos la cabeza de Mariano Rajoy”. Arrecia: “Antipatriota, vendido al PSOE, traidor a los muertos, Neron con ínfulas de Caligula, Barbiagripina con hechuras de Mesalina, dictador”. Son la punta de lanza. Las trompetas de la orquesta que tocan “Degüello”, como le tocaban los mariachis de Santana a los de El Álamo.

Pero no hay fuerza para la alternativa. Faltan avales. Saltan teloneros. Se quema quien dio el salto hacia las uvas cuando aún estaban verdes. Varias manos mecen la cuna. Poco a poco se perfilan quienes dirigen el operativo y a quienes se va identificando por sus recaderos. Vieja guardia y al fondo un bigote. Zaplana y la teoría de la conspiración del 11-M , quienes han tenido amarrado al PP al escenario donde les destrozan el lomo y los votos. Se visualiza el desaparecido Mayor Oreja con sus huestes. Poco a poco va tomando cuerpo la dimensión de la ofensiva.

La acusación es de guerra de Gila : “Alguien ha matado a alguien” o sea “Algo se está haciendo no mal, sino muy mal en la dirección del partido”. Maria San Gil da la espantada. Su persona es admirable pero no hay explicación a su actitud. No la da. Los cuarenta días de reflexión se convierten en dos horas. Y salta ortega Lara, otro icono, intachable, un referente en el corazón de los españoles y de su partido. Y otra vez la sombra de Mayor Oreja como muñidos probable.

Pero ya hay mayor destape. Maria se va y Ortega porque maltratan a Maria y ya Aznar se “disgusta” porque se van los dos y siguen saliendo enristradas por la misma razón las cerezas. Todas las cerezas menos una.

Porque esto, con la sangre ya en el rio, con las heridas sin posible cicatriz en junio, lleva rumbo de ruptura, deriva de escisión. Pero ¿alguien puede creer en las posibilidades electorales de un segmento a la derecha de PP fuera del PP?. Nadie. Ni ellos. Lo malo es que no hay quien acabe el acoso y el derribo. Siguen sin poder mostrar un banderín de enganche. ¿Costa?. No hagan bromas. Sería meter en lid a un escudero a la espera de que el señor caballero blanco entre al palenque.

Hay dos opciones. La que se intenta en primer término. La pretendida desde el instante mismo del 9-M. Que sea el propio Rajoy quien tire la toalla, que se haga el haraquiri. Pero el gallego aguanta y el que resiste gana. Porque si resiste gana. Y encima, ese es su gran delito, ahora quiere hacer lo que no hizo cuando le nombraron a dedo. Ganar el Congreso y volar libre. Eso algunos no están dispuesto a permitirlo. Tienen que derribarlo ante del 20 de marzo. No puede llegar al Congreso. Ese es ahora el objetivo.

Pero hay otro. La cereza final. El “elefante blanco”. El que aparezca en medio de la turbamulta, el que pueda presentarse como factor de unidad entre dos bandos ya irreconciliables, el único que la acongojada militancia pueda entender como tabla de salvación y de unidad. Algunos, los que quisieron ponerlo en tiempos como posible heredero, no lo fue nunca, sacan a pasear a Mayor Oreja, pero a este se le ha visto demasiado la idem en un bando. Sigue sin valer.

Y entonces?. Pues si. El que están pensando. No hay otro. El que está callado, poniendo distancias sin meterse en el combate. No puede estar en la degollina. No puede mancharse. El “elefante blanco” del PP es Rodrigo Rato. Pero puede que como aquel no aparezca. No le de la gana, no las tenga, o estime excesivo el riesgo, de presentarse ante el Congreso. Y otro ¿entonces?. Pues los conspiradores se pueden quedar colgados de su propia brocha Y que un Rajoy ganador sólo les deje tan sólo la salida de “un pacto del capo” para firmar su retirada. Pero entonces junio no sellará paces sino el inicio de una nueva guerra. Tal vez de una escisión. Buesa ya ha abierto la puerta a la desbandada. Quizás Rosa Diez tenga pronto más de un diputado

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Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

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