¡Qué malos somos, que nos negamos a aprender del Imperio Progre! Nos merecemos que nos reeduquen.
Entre las perlas de los y las pensadores y pensadoras progresistas y progresistos, algunas de las cuales se pueden leer en mi blog, reluce ésta de Daniel Anido, cuando el caballero salió en defensa de sus chicas, como hacen los hombres de verdad. (Por cierto, ¿cuándo los hombres que mandan en PRISA, la SER y El País van a nombrar más mujeres para los cargos de dirección?)
DANIEL ANIDO/ DIRECTOR de CADENA SER
Son de ilustres burgos, ansones, losantos, pejotas, usias y alguna que otra schlichting, pero segregan ese líquido viscoso y corrompido por la comisura de sus parpados, acentuando el asco que desprende su mirada.
Tenemos que mirar sus caras, seguir con atención el recorrido; ver como avanza ese residuo pútrido que desciende por los pliegues hasta la boca, como carcome gota a gota su lengua relamida; como la inunda y luego la desborda, para proseguir su camino hasta la mano pegajosa que sostiene la pluma y derramar allí toda su miseria.
Cuando fluye toda esta baba compartida y el periodismo se acojona, estos mirones clandestinos, estos fetichistas de la mugre, se proclaman profetas con derecho de pernada, levantan púlpitos con barrocos tornavoces, apoyan sus falanges en el antepecho, despliegan su abyección más tenebrosa y corrompen el espacio compartido. (Y sigue)
OTRA SENTENCIA
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CONCLUSIÓN
Como diría Sancho Panza, «Consejos vendo y para mí no tengo».