La Marea de Pérez Henares

Ante el separatismo, sin paños ni vendas

El desafío de Ibarretxe tiene una virtud. Nos pone ante la realidad que siempre nos han pretendido hurtar los unos y los otros. Los unos, el nacionalismo independentista (y el PNV a lo visto y leído se desenmascara por completo en este sentido) plantean sin pelos en la lengua que el País Vasco no es parte de España, que el pueblo español nada tiene que decir sobre lo suyo pues ellos son soberanos. El hecho mismo de hacer el referéndum supone de hecho hacer un ejercicio de esa soberanía. Los otros porque ya no se pueden llamar ni seguirnos llamando a engaño, ni ahí ni en Cataluña, ni en un descuido Galicia y tal vez pasado mañana Baleares.

El separatismo es el problema esencial del Estado español. La apuesta autonómica no sólo no ha resuelto nada sino que ha exacerbado hasta extremos inconcebibles lo que tan sólo se planteaba como descentralización y autogobierno siempre claro dentro del conjunto del Estado y de la Nación. Las concesiones y las vendas en los ojos tan sólo han servido para que insaciablemente el nacionalismo clave cada vez su pica un poco más lejos y acabe por llegar a la frontera deseada. Se llame el piquero Carod Rovira o se llame Ibarrtexe o se apellide Mas, da igual que da lo mismo. Los modos son diferentes , la estrategia parecida , el fin idéntico.

La estrategia de Zapatero de concesiones y complacencias en absoluto ha calmado las ansias (la exacerbación no era por causa de Aznar , sino porque esta en su hoja de ruta) sino que las ha espoleado. Incluso les ha dado argumentos. El más doloroso el del lenguaje empelado en la penosa negociación con ETA. “Déme a mi lo que se supone que estaba dispuesto a darles a ellos” dice el lendajkari. O sea, que reconoce , sin ambages, que su objetivo es el mismo. Pero hay algo esencial donde se cae. Tal vez ZP estuviera al borde de concesiones irreparables con ETA. Pero no le dejó el pais, no pudo o hasta podemos conceder que al fin no quiso. No se hicieron, que es lo que importa, en suma.

Vale pues como propaganda. Contra el Gobierno y contra ZP. Pero , y bienvenida sea la firmeza, es otro tiempo y espero que otro cuajo el del Presidente. Porque algo si hay que reconocer a su táctica. Electoralmente los ha minado y en su maniobra está ahora el mellarles los dientes en las urnas. Una recta intención con muy torcidos renglones. Pero puede que eficaz.

Pero antes tiene que dar las cara y atacar de frente. Porque no queda otro remedio que la respuesta. Que sólo es una. Esta en el articulo 1.2 del Título Preliminar de la Constitución Española: “La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado”.

Lo que Ibarretexe pretende, desde su anterior pretensión de que Euskadi no es parte de España, es expropiar al conjunto del pueblo español su soberanía sobre uno de sus territorios. Se trata de una usurpación de un robo, de peor de los robos a un pueblo: su soberanía. Que no puede ni trocearse ni enajenarse. España si que tiene y tiene todo que decir en Esukadi o en Cataluña. Y el socialismo después de tanta sumisión y genuflexión ante los nacionalismos bien haría en volver a recordarlo.

La segunda vulneración constitucional es que Ibarretxe, cuyo poder deriva por cierto de esa Constitución, no tiene atribuciones para convocar referedum: Art 92.2 “El referéndum será convocado por el Rey, mediante propuesta del Presidente del Gobierno, previamente autorizado por el Congreso de los Diputados”. Pues sin duda esta cuestión compete a todos los ciudadanos y es de especial relevancia.

El nacionalismo es el cáncer de la actual Europa y esta degenerando ya en casi una metástasis en España. Una ideología profundamente reaccionaria, más atrás en tiempo político y de progreso social de la propia revolución francesa que pone a los territorios por encima de los ciudadanos, que se retroatrae a la confrontación tribal por cualquier razón o excusa a que pueda agarrarse, lengua, invención histórica o mito racial. El nacionalismo es hoy, además, el escollo definitivo para la verdadera entrada en el futuro de España como nación de peso y de respeto en Europa. El plantar cara definitivamente, en lo ideológico y en lo pragmático, a este asunto ha de comenzar cuanto antes. La ciudadanía española ha retrocedido demasiado , en demasiadas cosas y durante demasiado tiempo por complacer a quienes destapan siempre odios, agravios y ansias de vindicación contra lo que nos es común y nos une. Y es hora de que como ciudadanos de un mismo estado y de una misma Nación digan basta a un hurto continuado de sus derechos y de sus igualdades. No es mucho esperar de sus representantes a los que de una manera tan masiva han votado-suponen casi el 90 por 100 de la cámara- estén de una vez a su lado y no del lado de quienes quieren expropiarle su soberanía.

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Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

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