Con la marcha de María San Gil, la política española pierde una persona que, en estos tiempos de síseñor es una muestra de lealtad a su conciencia.
Ángel Acebes ha elogiado a María San Gil en su discurso de despedida como secretario general del PP. Yo también lo hago reproduciendo varios artículos sobre su persona. Una mujer que no necesita cuotas ni pedagogía para ser un ejemplo de sacrificio y honradez.
Nieves Baglietto, hermana del miembro de UCD asesinado por el etarra que él había salvado de morir cando éste era un bebé. Un testimonio sobre la maldita transición (de aquellos polvos vienen estos lodos):
(…) lo que también sucedió hace 28 años. En ese pasado veo a personas que entregaron parte de su tiempo en la defensa de los mismos valores que defiendes y has defendido con ahínco.No obstante, tuvieron que ver cómo desde las filas de UCD y desde su Ejecutiva se cedía por parcelas la entrega al Nacionalismo. Fue este partido el que con magnanimidad, mal entendida y con no poca ingenuidad, realizó lo que profundamente lamentamos. (…) Quedó para siempre en mi retina el acuerdo al que llegaron Adolfo Suarez y Garaicoechea, que solitos lo arreglaron, y cansados de pelear algunos quedamos dormidos en el mórbido silencio del entreguismo.
José Javier Esparza da cuenta de una excelente idea de María San Gil y cómo los señoritos madrileños la boicotearon hasta que Aznar torció el bigote.
Era preciso mostrar a la opinión pública vasca que el Gobierno de Aznar no daba la espalda a aquellas tierras, sino que invertía en el País Vasco cuantiosas cifras de los presupuestos generales del Estado. (…) Recuerdo con perfecta claridad los comentarios despectivos de algunos capitostes de la Administración: María «sólo es una secretaria, ¿quién se ha creído que es?». A ella no le llegarían esos comentarios, supongo, pero sí le llegó el desdén: escasísimas respuestas a su petición. María se enfadó, como es lógico. Protestó ante quien debía hacerlo: Aznar en persona.
Tonia Etxarri, columnista de El Correo Expañol:
De María se han dicho muchas cosas. La sociedad cainita no perdona que alguien se salga del redil. Y San Gil, como no ha sido nunca una política al uso, ha desbordado, con su actitud, cualquier previsión que pudiera tener el ‘aparato’ de su partido. Por eso, en cuanto aireó su quiebra de confianza hacia Rajoy, se dispararon las insidias. Quizás el tratamiento que había recibido para superar su cáncer de mama podría estar influyendo en su comportamiento, llegaron a decir unos. O que ya tenía otros planes para su familia, como matricular a sus hijos fuera de San Sebastián mientras su marido solicitaba el traslado laboral, difundían otros. Pero nada de eso ha ocurrido. Sencillamente porque no se quiere ir de su ciudad. (…) María San Gil ha cerrado su ciclo político como lo empezó. Hay que recordar que adquirió su compromiso militante días después de que ETA asesinara a su jefe y amigo. Por eso su apuesta, que fue más personal que política, también la hizo con una pena muy grande.
Y también vamos a colocar aquí, pese a que ensucian el post, una muestra de esa sociedad cainita: unas palabras insultantes del secretario general de los socialistas vizcaínos, José Antonio Pastor, que durante las negociaciones con ETA era más duro con los miembros del PP que con los etarras. De los miserables no hay que olvidar sus actos.
