Son muy desdichados los dirigentes socialistas. Para transformar la sociedad viven en el que consideran barrio más carca y facha de Madrid.
El barrio de Salamanca es para la progresía, tanto madrileña como periférica una especie de cuartel siniestro donde la derecha, formada por marquesonas y pijos, trama la conquista de Expaña. A él le dediqué una entrada en mi Diccionario para entender a Rodríguez el Progre.
Juan Luis Cebrián, hijo de un vencedor de la guerra civil, alto cargo de la Prensa del Movimiento y de la RTVE del franquismo, da la versión oficial de lo que se debe pensar del barrio pese a que se viva o se aspire a vivir en alguna de sus casas:
Si no hay acuerdo suficiente para reconocer que fue una desgracia que Franco gobernara España, se debe a que la derecha actual sigue siendo heredera del franquismo, de ese franquismo de los años sesenta o setenta, tan bien representado por el barrio Salamanca de Madrid, donde vivía la clase dirigente del régimen. Ese barrio de Salamanca al que conozco bien porque yo vengo de ahí.
A Cebrián le desagrada tanto el ambiente de ese barrio que se ha mudado a La Moraleja, con los Botín, la Obregón y los Milans del Bosch y otros progresistas.
Muchos otros socialistas no tienen la fuerza de carácter o la fortuna de Cebrián y se ven obligados a cruzarse con hoscos votantes del PP. Este fin de semana he sabido que el ministro catalán Celestino Corbacho vive, con sus escoltas, en la calle del conde de Peñalver. ¡Cuánto debe sufrir Corbacho sin poder hablar en catalán por miedo a ser agredido por fachas iracundos! Y el domingo por la tarde se vio a César Antonio Molina paseando por la calle de Serrano. ¿Iría a misa a los jesuitas?, ¿estaría vigilando, con dos policías, los escaparates de las tiendas para evitar alunizajes?
La triste suerte de estos dos ministros recuerda la de otros socialistas que viven en Pozuelo de Alarcón (Bermejo y Ruth Porta), Majadahonda (Solbes) y Las Rozas (Caldera y Zapatero cuando era mortal).
No digo que se vayan a vivir a Móstoles, donde gana el PP, pero, ¿por qué no van a Las Tablas, uno de los barrios nuevos de Madrid, o a Lavapiés, para disfrutar de la multiculturalidad? ¿Es que les gustan el urbanismo de los alcaldes del PP y los vecindarios fachosos, como los colegios privados y religiosos para sus hijos?
CODA: Ediciones Encuentro acaba de publicar un libro de Aquilino Duque que os recomiendo.
