¿Quién le organiza la agenda al Rey?, ¿sus enemigos?, ¿o es que a la Casa Real le da todo igual?
Hace unos días, Juan Carlos I apareció junto a su hermano o primo el rey de Arabia Saudí, un tirano en cuya finca se mata a la gente que se convierte al cristianismo o se azota por piropear a una mujer. Una delicia de país, vamos. Si no tuviese petróleo, Garzón trataría de procesarle.
Sin embargo el Rey, descendiente de los traidores Carlos IV y Fernando VII (este último felicitaba a Napoleón por sus victorias sobre los españoles), no asistirá a la conmemoración de la batalla Bailén, donde el ejército español derrotó por primera vez en campo abierto a las tropas francesas.
Desde hace años, el Ayuntamiento de Bailén ha solicitado la presencia de algún miembro o alguna miembra de la Familia Real para el bicentenario, y la vicepresidenta MariTere les dijo hace unos días que no iría nadie.
La relación (simbiótica, que no parasitaria) entre el PSOE y la Dinastía restaurada por el general Franco es tal que los concejales socialistas votaron en contra de un manifiesto de protesta aprobado por el pleno municipal. ¿Pero el PSOE no es republicano?
¿Será por el calor?, ¿será por no estropearse sus merecidas vacaciones?, ¿será porque el alcalde de Bailén no es socialista?,
Como dijo Jovellanos en los estertores de su agonía, «Nación sin cabeza…¡Desdichado de mí!».
Expaña merece desaparecer.
CODA: Ignacio Camacho escribe sobre este asunto en su columna abecedaria y sólo habla del PSOE, ni mencionar a la Corona. ¡Bravo, Ignacio! ¡Qué profesionalidad la tuya! No me sorprende que te sustituyera como director Zarzalejos.