Nadal nos vuelve a sacar un ratito de la depresión. España lo quiere. Es mutuo.
Los juegos olímpicos no van mal. Ninguno de nuestros nadadores se ha ahogado en la piscina.
Menos mal que ahora llegan las sirenas
Estábamos muy crecidos y nos están dando alguna lección de humildad. No somos los últimos del pelotón pero tampoco podemos ir de gran potencia. Llegan los mil y pico millones de chinos y hay que arrugarse.
Una vez le pregunte a un diplomático chino por su población total: “Entre mil cien y mil doscientos millones”. “¿Entonces, España que es?”. .dije. “Pues algo menos de la mitad de un error del censo chino”, me contestó mi amigo.
Parece que hay gente muy cabreada con que los Juegos Olímpicos le estén saliendo bien a los chinos. Esta lo del Tibet, que es la moda. En las fiestas de actores muchirricos y en los saraos del pijerio arrugado marbellí todos están a favor de los lamas . Es la causa bonita y fashion.
Ha sentado muy mal, también, que hagan trampas con las niñas. La guapita que no cantaba y la menos mona que trinaba como un ruiseñor. Aquí ya saben que nunca se consienten esas trampas. Las señoras que tan duramente las critican no tienen ya una verdad en la piel, ni en los pechos, ni los labios ni en el culo. O la tienen más estirada que un tambor. Su solución hubiera sido que operaran a la chinita cantora y la dejaran como un pincel.
El problema de los chinos es que ahora ya no se conforman con ir en bici. Quieren coche y además comer algo más que arroz. Y pasa lo que pasa con el petróleo y los alimentos. Pero claro, algún derecho han de tener los chinos.
P.D. Y dicho lo cual, me voy a coger cangrejos al Tajo.Muy cerquita de Recópolis. Tengo que acercarme pero estoy muy poco arqueológico este verano