Bokabulario

Lecturas y películas sobre la crisis. ¿Por qué ninguna televisión emite ‘Wall Street’?

La mejor película que yo recuerde sobre la especulación financiera es Wall Street, de Oliver Stone. Incluso tiene un elemento moral, que no moralista, elogiable: no basta con decir que te has equivocado ni con las buenas intenciones; hay que reparar los daños. ¿Por qué no la emite ninguna televisión?, ¿por vergüenza?, ¿por ignorancia?

La gente empieza a creer que vamos en el Titanic. Es difícil conservar la calma cuando se ve a ZP decir con su risita de conejo que España va a superar a Francia en renta per cápita (hace un año afirmó que la rebasada sería Alemania) y a Solbes, con cara de funcionario vago acodado en una ventanilla, que le entran ganas de dimitir dos veces al día.

Para comprender mejor la crisis… y para calmarse, ya que hasta que no haya elecciones no podemos echar a ZP. (Bueno, seguro que vuelve a ganar. A las moscas no parece importarles quedarse sin empleo con tal de fastidiar a los curas.)

Mary Poppins nos muestra cómo quiebra un banco por un rumor.

La mejor, sin duda, es Wall Street. El tentador Gordon Gekko pronuncia frases antológicas como «si quieres un amigo, te compras un perro» y pronuncia un discurso magnífico titulado «La avaricia es buena».

De las novelas aconsejo La hoguera de las vanidades, de Tom Wolfe, una de las mejores novelas que he leído. Está en edición de bolsillo y bien traducida. La película (Tom Hanks, Bruce Willis y Melanie Griffith) no es tan buena, aunque también podría emitirse… Humm. Mejor no: en ella se critican las cuotas raciales y sexuales, los chanchullos al margen de los tribunales y el libertinaje sexual.

Y El hombre del hongo gris, de Ramón Gómez de la Serna, una descripción del yuppie escrita en los años 20. Como no hay zoofilia ni falangistas violando niñas no creo que a los titiriteros les interese como guión

Por último, unos artículos que enseñan que ha habido otras crisis antes y peores. Claro, que entonces el número de pazguatos era más pequeño y éstos no estaban al frente de la nave.

Crisis financiera: peores las hemos pasado, de Max Hastings:

Sólo mantienen la tranquilidad aquellos que son demasiado estúpidos para darse cuenta de la gravedad del desastre o demasiado jóvenes para imaginar una sociedad en la que ya no exista la gratificación inmediata.
La experiencia más angustiosa de la que los británicos guardan memoria no fue la guerra, que ofreció notables estímulos compensatorios, sino el periodo que la siguió. (…) A finales de los años cuarenta, los alimentos seguían racionados. Había una escasez desesperante de combustible. La gente sufrió privaciones horribles durante los meses del crudo invierno de 1947. De pronto, los británicos eran conscientes de que, aunque habían salido victoriosos del conflicto bélico, eran los grandes perdedores de la paz. Su imperio se estaba desmoronando.

Crisis, ciclos e historia, de Gabriel Tortella:

Resulta sorprendente, sin embargo, que personas que, si no la Biblia, sí debieran al menos conocer la historia reciente, se sorprendan ante la llegada de una nueva crisis. (…) En contra de las afirmaciones optimistas de algunos políticos (cada vez menos), la perspectiva para España no puede ser halagüeña, en gran parte porque, incomprensiblemente, el Gobierno del partido socialista no ha sido consecuente con los diagnósticos que sus más distinguidos economistas habían hecho cuando estaban en la oposición

La culminación posible del disparate económico, de Juan Verlarde:

Conviene señalar, como cuestión previa, que España, por sí misma, caminaba hacia una crisis económica irremediable. El motivo era sencillo. La política económica, sobre todo la practicada de modo acentuado desde 2004, había decidido que su desarrollo fuese hacia dentro. (…) Absurdamente, se decidió que la demanda interior —consumo e inversión nacionales debía ser el motor del progreso económico.

Crisis actual e historia vieja, de Pío Moa:

la crisis traerá consigo un duro golpe al prestigio de las democracias, mermará su capacidad de reacción y estimulará todo tipo de ataques internos y externos a ellas.

CODA: Como tenemos el mejor sistema financiero del mundo, el gobierno más patético y el pueblo más borrego, Rodríguez sigue regalando papeles y dinero para cambiar la sociedad: pobres, pero progresistas.

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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