Bokabulario

Un diplomático del franquismo que salvó un pueblo francés de los nazis

Los muertos españoles no pueden descansar en paz para que algunos vivos pueden imaginarse en bronce o coronados de laurel. Cuesta encontrar personajes que se puedan aceptar por todos y proponer como modelos. El diplomático Carlos Arcos puede ser uno de ellos. Se enfrentó a unos militares nazis para salvar un pueblo francés.

Esta deliciosa historia forma un capítulo de Rincones de historia española (Edaf), escrito por Fernando Prado y León Arsenal.

Carlos Arcos, conde de Bailén, era un veterano diplomático que ya en la Primera Guerra Mundial había desempeñado labores de asistencia de los prisioneros franceses en Alemania. En mayo de 1944, el Gobierno, que era el de Franco -el único que había, hago notar- le nombró embajador ante Vichy. Al Gobierno colaboracionista, nombrado por el Parlamento francés, lo habían reconocido en 1940, entre otros, los Gobiernos de EEUU, la URSS, Suiza, el Vaticano y España.

Su viaje coincidió con el desembarco aliado en Normandía. Al llegar al pueblo de Guéret, donde se libraba un combate entre la pequeña guarnición alemana y los maquis, fue detenido por éstos: diplomático español, en un coche alemán y con matrícula de San Sebastián (SS). A Arcos les costó convencer a los resistentes de que no era un espía ni un colaboracionista. Mientras los partisanos discutían qué hacer con él, le metieron en un calabozo.

Al día siguiente, los aldeanos le dijeron que los partisanos rojos habían «fusilado a quienes habían querido» y matado a todos los soldados alemanes. Ante la inminente llegada de unidades militares del Reich había que escapar. También añadieron que los maquis le asesinarían. Arcos se quedó en el pueblo y asistió a la entrada de las avanzadillas de la división Das Reich, de las SS de verdad no de las de San Sebastián. Arcos presionó a los oficiales alemanes y arrancó el compromiso de respeto a la vida de los aldeanos de Guéret.

Hay que mencionar que Carlos Arcos estuvo en verdadero riesgo de muerte. Mientras se encontraba detenido por los bravos resistentes -los mismos que huyeron al monte cuando llegaban los nazis-, varios republicanos españoles, o sea, comunistas, o sea terroristas, fueron en su busca para matarle. Gracias a su ángel de la guarda se libró y así pudo salvar a Guéret del destino que sufrió Oradour.

Ni las autoridades de Vichy ni las de la Francia Libre consideraron adecuado recompensar el servicio de este diplomático español… porque obedecía al régimen franquista. En 1975, en Guéret se colocó una placa de agradecimiento al conde de Bailén. Éste no pudo asistir al acto porque había muerto. (Bueno, su fallecimiento también le salva de ser procesado por Garzón.)

CODA: Artículo Franco y los judíos, de Pedro Schwartz, en La Vanguardia:

Menos que nada olvidaré nunca las colas de judíos, fuera y dentro del edificio, a la espera del pasaporte y el visado que les permitiría huir a España. Algunas mujeres angustiadas me entregaban sus joyas para que se las diera a mi padre, con la esperanza de incitarle a que les concediera el documento salvador: él se las devolvía con el mensaje tranquilizador de que España les acogía.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

Lo más leído