La Marea de Pérez Henares

El oro de Moscú

Verlo para creerlo, pero ahí esta: vuelve el “Oro de Moscú”. Generaciones nos criamos con su mito. No hubo oro más famoso que aquel en España durante casi medio siglo. Aunque había en realidad dos oros y dos leyendas. El uno era aquel que Negrin envió a Rusia durante la guerra y que reclamaba el franquismo con el mismo ímpetu y parecida suerte que con Gibraltar El otro era el que supuestamente llegaba a raudales para financiar a los comunistas. Pues bien el tercer oro de Moscú, o a lo mejor es siempre el mismo, ya está de nuevo aquí. Regresa. Viene a comprarlo todo. Para empezar nada menos que el 30% de Repsol.

Rusia, gran potencia energética, quiere controlar el petróleo y el gas de toda Europa. Y tener la espita y la llave. La crisis del ladrillo se lo ha puesto en bandeja en España. Repsol, la gran empresa española, buque insignia en Iberoamérica, tiene parte de su capital en manos de quienes anteayer querían comprar el BBVA y ahora lo que tienen es un agujero que se los traga vivos. Lo malo es que en la sima caen o pueden caer intereses y sectores estratégicos y nacionales. Porque Repsol es una empresa privada. Pero es más. Es buena parte de nuestra energía y no sólo en petróleo. Esta también su parentesco intimo con Gas Natural. Que ello acabe en manos rusas, aunque dejen figurando a un español para no ponernos del todo de los nervios, no le gusta a casi nadie. Porque la empresa Lukoil es privada, si, pero una privada un tanto al estilo ruso, por no decir soviético, que descendientes directos son los que andan a su mando. Más allá y más preocupante para el futuro es lo que ello puede significar mañana para nuestro futuro, el de Europa y , a través nuestro, el de Iberoamérica. Chavez, el gran amigo de los rusos con los que hace maniobras navales, y donde Repsol está solidamente instalada, estará eufórico. Los rusos igualmente encantados. Ponen un pie en todos aquellos paises donde Repsol es una gran referencia. Pierde, negarlo es de idiotas o mejor dicho de mentirosos compulsivos, España.

Eso lo saben todos. El propio Zapatero también por muchas excusas que busque y clavos ardiendo a los que quiera agarrarse. Lo sabe el ministro de Industria. Lo sabe y lo ha dicho con toda contundencia Felipe González . Que adema de Iberoamérica sigue sabiendo más que nadie.

Pero Sacyr y el señor Rivero, ese amigo de Sebastián que jugaba a poderosísimo que opaba al BBVA, están al borde de la quiebra y necesitan vender como sea. Sus desastres inmobiliarios lo tienen acogotado. Y de postre está la Caixa. No sólo vende. Además financia. Están en su derecho. Y en su interés. Pero su interés puede ir contra el de todos. Y a eso debe atender nuestro gobierno. Pero parecer querer mirar para otro lado con su habitual técnica de “no pasa nada”.

No lo hacen los medios de comunicación. Hay preocupación y hasta cierta unanimidad en el fondo delos análisis-que no tardará en romperse merced al trincherismo político- ya que hasta los más afines al Gobierno comenzaron oponiéndose a la operación. Hasta el muy zapaterista “Publico” alertaba del peligro que ya había señalado el CNI. Un plan de control estratégico de Europa por parte de la emergente potencia rusa.Contundente “El Pais” que en un editorial señalaba “el temor de Europa al agobiante dominio del gas y el petróleo de Rusia sobre los mercados energéticos europeos” y ponía el dedo en la llaga del porque hemos llegado aquí: «y las debilidades de la polítia energética española que ha dilapidado varios años de tranquilidad corporativa sin que se hayan podido consolidar los controles de capital español sobre las empresas estrategicas de l energía. Ahora se aprecian con claridad las debilidades de asociar una empresa constructora como Sacyr, afectada hoy por las urgencias crediticias propias del crash inmobiliario, a la estabilidad corporativa de un grupo energético como Repsol, tan importante para los intereses españoles” . Pero eso que importa. Lo único que vale, la madre del cordero es que Rivero necesita el oro. De Moscú o de donde sea. Porque lo último va a ser que este también es de leyenda. Que es un mito. Que ni viene ni se le espera. Que al final el “oro de Moscu” resulta que es el nuestro. Que es La Caixa que financia la operación es quien lo pone. Que es quien se lo presta a los rusos. Con el único aval de lo que van a comprar, o sea las propias acciones de Repsol. O sea que de Rusia ni un rublo. El oro se queda en Moscu. Y España se queda sin Repsol. Pero tranquilos. Aquí no pasa nada.

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Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

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