Bokabulario

«Aborte usted, señora, que eso que lleva dentro no es nada»

En la sanidad, sobre todo la pública, ante cualquier posible defecto del feto, se recomienda a las madres abortar. Te espetan que tu hijo tiene espina bífida o será deforme o nacerá ciego, y en vez de darte apoyo, te sueltan que te puedes librar de él de manera aséptica. Las madres (pocas) que resisten la tentación pueden encontrarse con un niño perfectamente sano.

Reproduzco una carta al director publicada en La Vanguardia que es una acusación a la clase médica:

NIÑOS INOCENTES

Hoy he sido madre. Jean Pol ha nacido un día señalado, el de los Santos Inocentes. No es ninguna casualidad. Mi hijo ha llegado al mundo, inocente, tras una carrera de obstáculos. En julio, en una revisión ginecológica rutinaria, se me informó de que el hijo que esperaba tenía espina bífida, y la recomendación fue abortar. Tengo 27 años y la idea de traer al mundo un hijo enfermo se me hacía impensable.

Aconsejada por mi familia y personas amigas, cogí fuerzas para no abortar inmediatamente, le di una oportunidad a mi hijo; pero tuve que esperar un mes, que se me hizo eterno, para que me hicieran la ecografía que ibaa decidir la vida del niño. No deseo a nadie tanto sufrimiento y no dejo de pensar en tantos bebés inocentes que no han tenido una segunda oportunidad. Hoy puedo contar que mi hijo inocente ha nacido sano.

A unos amigos les ocurrió lo mismo. El ginecólogo les dijo, sin ningún gesto de compasión, que iban a tener un hijo monstruoso y les insinuó la ocasión del aborto. Y después de muchas lágrimas y oraciones, el niño, que se llama Jaime, nació y acaba de cumplir dos años, sin padecer ninguna de los defectos que les anunciaron.

¿Y qué ocurre si el niño nace defectuoso? En este blog, unos padres con una hija con Síndrome de Down cuentan sus experiencias y el amor que tienen a su niña y en el que reproducen otra carta de La Vanguardia.

Hace unas semanas, los medios de comunicación se hacían eco de un informe de la Agencia de Salud Pública de Barcelona donde se dice que el número de nacimientos de niños con síndrome de Down (SD) en Cataluña ha disminuido un 70%. El mismo informe indica que, del total de casos de SD diagnosticados durante el primer trimestre de gestación, solo un 4% siguen el curso normal del embarazo. ¿Éxito de los nuevos medios para diagnosticar?

Yo soy madre de un chico de veintiséis años con SD. Mi hijo es un chico feliz, alegre, animado, trabajador y muy autónomo. Tiene muchos amigos, de todas las edades y condiciones. Trabaja en una pizzería, es un gran culé y un fan del señor Antoni Bassas y de Catalunya Ràdio. Gracias a ellos ha aprendido a interesarse por los temas de actualidad. A pesar de que no afina ni una nota, tiene una gran sensibilidad por la música. Le entusiasma la ópera. Hace poco, parece ser que ha comenzado una relación con una chica.

No querría, con esta descripción, ofrecer una visión idílica ni de Andreu ni de las personas con SD. Su vida y la nuestra no han sido sencillas. Por otro lado, el síndrome de Down pueden comportar problemas físicos y psíquicos que limitan de forma muy grave la vida de las personas afectadas. Todos los esfuerzos hechos los últimos años para que las personas con discapacidades intelectuales alcancen la máxima autonomía posible y se integren en la sociedad perderán su continuidad. Pienso en los esfuerzos hechos por las familias, los educadores y las entidades que trabajan dando soporte a las personas discapacitadas. Pero, sobretodo, pienso en el esfuerzo hecho por las mismas personas con síndrome de Down o cualquier otra discapacidad. Ante esta situación me formulo algunas preguntas: ¿el hecho de poder diagnosticar el SD en fase prenatal, nos autoriza a privar a estas personas de vivir? ¿Por qué no queremos que existan? ¿Es que nos molestan? ¿Lo hacemos por ellos o por nosotros? ¿Es por el trabajo que requiere la promoción de estas personas?

¿Qué haremos si un día podemos conocer el gen de la delincuencia, el del cáncer, el de ser feo, el del mal humor? ¿Privaremos de nacer a todas las criaturas que lo hagan con una etiqueta de dificultad? No sería mejor que, en lugar de esforzarnos a eliminar lo que nos molesta, nos esforzáramos a entender y valorar la diversidad, la debilidad, la contrariedad, el esfuerzo…? Nos sentimos exultantes de los esfuerzos (científicos, políticos, económicos…) que se hacen para evitar la extinción de algunas especies de animales o planetas. Pero, por otro lado, estamos haciendo esfuerzos para extinguir todo el colectivo de personas con síndrome de Down. ¿Cómo se entiende esto?”

En la Expaña de ZP (y en la de Aznar, y en la de Glez, que fue el que despenalizó el aborto), el Estado da más ayudas para matar a los niños que para criarlos. Sorprendente, ¿no? ¡Qué miedo me da la legalización de la eutanasia por los caníbales de la Moncloa! En cuanto no se puedan pagar las pensiones, los viejos empezarán a cascar como moscas, aunque me temo que éstas acabarán teniendo más derechos que los humanos.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

Lo más leído