Al PP le han crecido todos los enanos a boca de elecciones. Le ha estallado Madrid y un revoltijo de espias y espiados que pueden acabar todos en el mismo cesto con el telón de fondo de una no resuelta batalla de un liderazgo por el que la presunta lideresa nunca se atrevió a apostar pero por el que sus aliados mediáticos siguen arañando. Le ha salido un sarpullido por Galicia con el candidato estrella de Orense mordido por las Caiman y de remate ha aparecido una erupción de granos infectados que huelen a pus corrupta y para más INRI han de ser sajados por Garzón. Munición suficiente para que los “órganos de ZP” acallen hasta el terremoto del paro. Si encima a esos cañones se une con entusiasmo la artillería supuestamente “amiga”, que como objetivo primero tiene acabar con Mariano aunque sea a costa de destruirlo todo, del suelo “popular” parece que no va a quedar piedra sobre piedra o para que nos entendamos voto en urna.
Puede parecer el abismo, pero en realidad y en la adversidad, la receta no deja de ser fácil . Lo que pasa es que para ello hay que tener cuajo y ningún temblor en el pulso. El PP no puede esperar ya un momento a la catarsis. Le hace falta decir las cosas claras y que se las digan los que se dan besos como puñaladas. Pero ante todo han de decirle algo importante a la opinión publica. Y es muy simple. Primero la verdad y luego hacer limpieza.
Que si, que en la cosa del espionaje hay mucho gato encerrado y mucha conspiración y que esto lo atiza aquel y lo manipula el otro. Lo mismo en la trama de corrupción y que Garzón no es mano inocente aunque presuma de justiciera. Pero esas son derivadas. Lo primero e importante es la verdad. Y ella es la que nos interesa a los ciudadanos. ¿Ha habido espionaje? ¿Ha habido seguimientos e informe? ¿Quién los ha pagado? ¿Con que dinero?. Eso s lo esencial. Queremos saberlo y tenemos derecho a saberlo. No creo en la comisión parlamentaria que será, como todas, una preciosa colección de mitines. Queremos hechos y sobre ellos, espero que la justicia con la investigación policial correspondiente como base, que se juzgue. Y se actue , si fuera preciso , penalmente y al mismo tiempo políticamente. Y los culpables que paguen. Judicial y políticamente.
Y lo mismo en el caso de la trama de corrupción. Déjense que si se utiliza por este o por el otro. ¿Existe esa corrupción? Esa es la almendra. ¿ Cuando se ha producido y a quien afecta (que si tienen cierta los aparentes enganches de los personajes que más bien parecen no de esta dirección “popular” sino de la anterior) y quienes están metidos en ella?. En suma, saber la verdad, llegar al fondo y aplicar , si fuera el caso, el castigo más ejemplar. Hacer limpieza, dar de una vez por todos un escarmiento y mandar un aviso a navegantes y sobre todo enviar el claro mensaje a la ciudadanía. Cualquier otra cosa no sirve, cualquier otra excusa no vale. Sólo hay una receta: Primero la verdad, luego hacer limpieza.
Porque, y da igual que lo diga Pepiño Blanco o el porquero, está saliendo un tufo que echa para atrás. Y hace falta de una vez que quien debe ponga al personal firmes y a los chorizos lejos, muy lejos, de los dineros públicos. Lo peor que puede hacerse es mirar para otro sitio. Lo mejor lo que ha hecho Núñez Feijo: resolver en menos que canta un gallo y quitarse de en medio a quien se le habían olvidado 240.000 euros en las Caiman. Pues en Madrid, igual.
