La Marea de Pérez Henares

El imprescindible debate sobre la energía nuclear

A la vuelta de Semana Santa, Mariano Rajoy ha decidido asumir un riesgo. Poner sobre el tapete, lo hizo ayer martes en la reunión con los senadores del PP, un tema tabú en estos últimos lustros en España: la energía nuclear.

Eran muchas las voces a favor de hacerlo pero seguía pesando la especie de que la propia palabra está maldita y que la mayoría de los españoles siguen aferrados a la famosa pegatina “¿Nuclear?. No,gracias”. El miedo a que electoralmente pueda ser perjudicial ha frenado demasiado tiempo lo que es una necesidad imperiosa en España, un país casi por entero dependiente en este sector de esencial importancia estratégica y económica. Debatir sobre nuestra necesidades energéticas, sobre la alternativas y las diferentes posibilidades es algo cada vez más perentorio y urgente, máxime en este momento de dura crisis y con muchos países europeos tomando drásticas medidas y hasta asumiendo rectificaciones al respecto.

Ha hecho bien Mariano Rajoy en romper amarras. En el PSOE también hay voces que insisten en dejar atrás fundamentalismos y posiciones radicales que simplemente se niegan a una evidencia tan simple como que cerramos y estamos en trance de cerrar nuestras propias centrales nucleares mientras importamos esa energía de nuestra vecina Francia que ha apostado decididamente por ella y no para de construir centrales y exportar al mundo su tecnología al respecto. Felipe González lo señaló con toda crudeza, al igual que lo hizo Joaquin Almunia. No deja de ser una rectificación muy clara pues fue su gobierno quien paralizo la construcción de nuevas centrales y estableció una moratoria y un cierre paulatino.

En el actual gobierno, sin embargo, es conocido que Zapatero se niega en redondo y su actitud en este sentido ha sido expuesta y obligada a ser asumida hasta por ministros, como el de Industria, Miguel Sebastián, dudosos y hasta proclives. Pero todos obedecen. Ello ha llevado a soledades internacionales como la que tanto quiso ocultarse en la cumbre del clima celebrada en Bankok en mayo de 2007 donde la entonces ministra Cristina Narbona quedo en abrumadora soledad solo compartida con Austria. El informe de los 130 científicos del Panel Intergubernamental del Cambio Climático fue concluyente en su apoyo por su limpieza y no contaminación ni emisión de gases efecto invernadero. A ellos había que añadir que era más baratas que muchas otras y que , aunque no renovable, si parece inagotable.

El debate es, cerrazones y miedos aparte, insoslayable. Desde luego que habrá que poner encima de la mesa los pros y los contras, los riesgos y sobre todo la no resuelta cuestión de los residuos radioactivos. Sería muy deseable, aunque casi un imposible metafísico, que la discusión se basara en criterios científicos, económicos, de modelo de crecimiento y hasta de hábitos de vida en vez de convertirse en otra arma arrojadiza entre políticos. Pero sea como sea es hora de que comience. Por supuesto que los grupos ecologistas se mostraran radicalmente en contra. Muy bien . Que expongan sus razones. Pero que quede claro desde que punto de vista y de que nivel de representatividad por muchas siglas que se acumulen. Porque ellos no son ni representan a la sociedad española ni por tanto pueden suplantarla ni mediatizarla ni imponerle criterios que tal vez no comparte e incluso pueden estar profundamente errados y ser contradictorios además de la preservación del Planeta.

Pero lo que está muy claro es que no puede hurtársenos ese trascendental debate. Y quizás hasta haya que plantear en algún momento la necesidad de consultar a la ciudadanía en su conjunto sobre cual es su actitud y su postura.

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Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

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