La Marea de Pérez Henares

Las rapaces de Madrid

No sólo los campos, sino también las ciudades están a reventar de pájaros. Están saliendo los volantones de los nidos y revolotean por doquier. Su pios no cesan ni un momento porque siguen reclamando alimento a sus progenitores que están deseando librarse ya de ellos pero a los que no dejan descansar ni un minuto. Las familias de pequeños gurriatos y otras especies, con sus picos aun tiernos y los rebordes amarillos, son frecuentes posados en las ramas. Los padres completan la crianza solo para comenzar de nuevo la siguiente. Esto es un ajetreo. Y sobre todo el piar, las escuadrillas de vencejos volando en cerradas formaciones llenado el espacio de chillidos. Y si se presta atención hasta pueda oírse tal vez el inconfundible y hermoso y melancólico canto de la oropéndola y ver el intenso color amarillo de los machos por alguna arboleda . Ha sido la última en llegar de África junto con el milano negro y el más retrasado , el alcaudón común. Su retraso tiene un porque . Anida en los rosales silvestres y ha de esperar a que estos estén tupidos de hojas.

El halcón peregrino tiene pollos crecidos en el Faro de la Moncloa de Madrid y en una de las torres del templo de la Sagrada Familia de Barcelona (esta último nido se puede seguir paso a paso su crianza por una webcam) . Sus cacerías de palomas se intensifican. A veces caza hasta muy tarde, hasta que ya casi no le queda luz en el atardecer y aprovecha los últimos instantes para capturar alguna paloma que quiere ponerse a resguardo en las cornisas del edificio de Correos madrileño o de la obra maestra de Gaudí. Los gatos se siguen poniendo las botas con las inocentonas crías.

Las rapaces de Madrid

Al comienzo aquello parecía una leyenda urbana. Había un peregrino que anidaba en la torre del BBV en la Castellana. No era leyenda. Se comprobó muy pronto. El halcón se había establecido allí. Desde allí oteaba, desde allí cazaba y luego encontró pareja y se hizo el nido. Los poderosos banqueros lo entendieron como un símbolo, una mascota de su poder y pujanza, y les gustó tenerlo de realquilado. Ni siquiera le cobraron nada. Y eso que eran banqueros.

El halcón del BBVA se mantuvo en la sede muchos años. Luego, uno, desapareció. Pero eso no significo en absoluto que la especie lo hubiera hecho de Madrid. Al contrario. Podría decirse que está en expansión.

Actualmente y según se ha comprobado fehacientemente , hay que agradecer a la SEO (Sociedad Española de Ornitología) su esfuerzo en este sentido, existen al menos tres parejas de halcones peregrinos nidificantes en Madrid. Una en el Pirulí, otra en la torre del Museo de América, en el distrito de Moncloa y otra empadronada en una casa particular cerca de la M-30. El año 2007 la SEO anillos los tres pollos de la pareja de Monloca, los bautizó como “Beltrán” “Virtudes” y “Berta” y los presentó a la prensa, el 21 de mayo, con su plumón blanco debajo del cual ya empezaban a asomar las pulas que les permitirán no solo volar sino ser los más veloces seres vivos del aire.

El nido cercano al Faro de la Moncloa fue inducido por los conservacionistas que allá por marzo colocaron dos cajas nido en distintos puntos de la torre al observar a una pareja de halcones que merodeaba por el lugar, cazaba sobre la Gran Vía y se posaba con cierta frecuencia en los tejado de la sede de Telefónica, donde gusta de posarse a desplumar y despedazar a sus presas . Se entendió que un posible lugar de nidificación sería este un poco más alejado del estricto centro urbano y en efecto a los pocos días la pareja tomo uno de los nidos artificiales, un recipiente metálico, recubierto con una capa de arena fina, que semeje a una repisa de un cantil en la naturaleza. La puesta y la crianza han sido un éxito. Los tres pollos salieron adelante y tras un periodo de aprendizaje hubieron de emanciparse pues su padres no les permiten establecerse en la zona y convertirse en sus competidores por la comida. Habrán de colonizar otro territorio.

En toda la comunidad de Madrid el número de parejas reproductoras es de una 30, entre los roquedos serranos y los cortados fluviales del Jarama, henares y Tajo. En toda España, la rapaz, que con la protección ha aumentado sensiblemente su numero aunque sigue estando en el catalogo de especies vulnerables , puede alcanzar aproximadamente las 2.500 parejas.

Las otras dos parejas madrileñas no parecen haber tenido tanto éxito en su reproducción anual. De la del Pirulí no se conoce que haya sacado nunca polluelos. Si lo ha hecho la de la M-30, cuyo nido por estar en un lugar bastante accesible se mantiene en secreto. La pareja suele sobrevolar la Plaza de Castilla y la parte norte de la Castellana y según se comenta , la hembra tuvo en su día dueño humano, pues se le escapo a un cetrero y acabo por recuperar la libertad y no querer volver más a su puño.

El halcón peregrino es el ave cetrera por excelencia. Esa practica pudo ponerlos en grave riesgo, al expoliar los halconeros sus nidos para hacerse con pájaros-el ilegal negocio hacía que se pagaran fortunas por un “torzuelo” ( “macho”) o por una “prima” (“hembra”) y hasta por un huevo fértil. Por fortuna, se consiguió su reproducción en cautividad y ahora todos los halcones empleados en cetrería llevan rigurosamente su pedigrí de ese origen. Lo contrario supone exponerse a fuertes multas y hasta cárcel.

El aeropuerto de Barajas es un centro ligado íntimamente a la practica de la cetrería y a los halcones. En tiempos del añorado Félix Rodríguez de la Fuente, se pensó en ellos solución para ahuyentar a las bandadas de aves, desde sisones a estorninos, que frecuentaban las pistas y al meterse en los motores podían causar accidentes en los despegues. Fruto de aquello fue la Estación de Cetrería de barajas que cumplió y cumple la misión que le fue encomendada. Un numeroso grupo de halcones son volados cada día por sus cuidadores sobre las pistas y su sola silueta sirve para mantener los cielos limpios. Por cierto , la compañía Iberia decidió el año 2006 bautizar a sus nuevos y más modernos aviones con nombres de especies protegidas, escenificando así su compromiso en la defensa del Medio Ambiente. Uno de los animales emblemáticos que dieron nombre a uno de los aviones fue , por supuesto, para el halcón, el más aerodinámico de los pájaros, que tantas ideas ha ofrecido para el diseño de los propios aviones.

Los halcones de Barajas no son, sin embargo, las únicas rapaces allí establecidas. Una pareja de búhos(el que aparece en la foto) se ha convertido desde hace años en inquilina del hangar 4. Los buhos de “La Muñoza”. Tanto cariño le han cogido al local que hasta han colocado allí su nido y sacado a sus polluelos adelante.
Volviendo a Madrid, no son tampoco los peregrinos las únicas rapaces sobre los cielos de Madrid. Tanto las diurnas como las nocturnas están bien representadas. Ocupan otros nichos y se desenvuelven de diferente manera pero al final ellas también logrado vencer al asfalto.

El que bien pudiera pasar por una fotocopia en miniatura del halcón , el alcotán, es mucho más difícil ver que su pariente. Personalmente no lo he logrado, pero tengo el dato fehaciente de un colaborador que ha localizado un ejemplar en el parque del Buen Retiro. Cree, incluso, que ha podido llegar a encontrar pareja y anidar allí mismo. Le ha visto y ha oído su particular chillido.

Los más numerosos son unos parientes aún más pequeños, los cernícalos. Están colonizando casi todos los barrios de Madrid. y empieza a ser frecuente verlos sobre nuestras azoteas. Se les llama así por su especial manera de cernirse inmóviles en un punto en el aire, para luego dejarse caer sobre su presa que generalmente capturan en el suelo, sea un saltamontes, un ratón o un pequeño pajarillo. También logran cazar a algunos de estos, aunque con mucha menor maña, en el aire. El cernícalo es la más pequeña de las rapaces diurnas y puede afirmarse con seguridad que nidifica en muy diversos puntos de Madrid. La especie lo hace en edificios. Una pareja es una continua merodeadora por los aledaños de la Estación de Atocha y otra ha hecho de la zona y el edificio de Nuevos Ministerios su lugar de caza favorito mientras que también se tiene constancia de nidos en la zona Centro, Vicalvaro, Pan Bendito, Moratalaz y Vallecas. Igualmente se han avistado cernícalos en muchos de los parques madrileños, Retiro, el Capricho, así como la Casa de Campo.

Milanos negros, un ave esencialmente carroñero también se dejan ver. Estos sobre todo en las salidas de las autovías y autopistas de la capital. Sobrevuelan las carreteras para conseguir los cadáveres de aves, conejos o erizos atropellados por los coches, para lo que han de competir con cornejas y urracas, que están también atentas a estos accidentes. La zona de salida por el Norte, tanto hacia Burgos, como hacia la R-2 , son por donde más se ve planear a esta ave emigrante que llegado el otoño suele partir hacia África. Son también muy frecuentes en el parque de la Polvaranca, en Leganés, allí donde ahora hay lagunas artificiales, las hubo hasta su desecación, finales de los 50, naturales, endorreicas y señalan los observadores que las grullas durante muchos años seguían sobrevolándolas, con su memoria genética indicándoles que allí había un lugar de parada y descanso. Tal vez ahora vuelvan a bajar algún año.

Y hasta águilas en libertad pueden incluso observarse dentro del termino municipal de Madrid. El águila calzada la más pequeña de sus especies suele visitar en sus movimientos migratorios que la traen a España por el mes de marzo algunos de los espacios verdes de la ciudad, sobre todo los parques de las afueras a donde se desplaza desde los bosques de la sierra donde suele hacer sus nidos. Puede volver a vérsela de nuevo sobre los cielos madrileños cuando inicia su viaje de regreso a Africa, por el mes de octubre.

Otra rapaz, aunque no sea estrictamente un águila también se puede incluir en este paquete . Se trata del Busardo o Aguila ratonera. Especialista en roedores campestres suele andar por la periferia de la ciudad y puede vérsele parado, al acecho en algún poste de la casa de campo. Es posible, aunque no está confirmado, que anide en ese espacio boscoso. Su residencia hay que considerarla permanente.

No en Madrid, pero muy cerca, la gran joya alada, la especie más emblemática y en peligro de las aves ibéricas, el águila imperial aún parece que mantiene al menos una pareja reproductora en el monte del Pardo, no muy lejos de la residencia de los reyes de España en el Palacio de la Zarzuela.

Si está presente en la ciudad , aunque sea de manera esporádica, otra gran rapaz hispánica, el azor. Por sus características, necesita el bosque y la espesura, ya que caza no con picados sino con emboscadas y raudas persecuciones entre los árboles y la maleza, menos difícil que pueda aposentarse. Pero llegan noticias de que lo está logrando. Tiene desde luego presencia en la casa de Campo y hace incursiones por la Dehesa de la Villa, el palacio de La Moncloa y dicen haberlo visto en alguna ocasión en el Retiro. No se tiene constancia de nidíficacion en el casco urbano. El azor hace sus nidos, sobre todo en árboles. Su dieta incluye conejos, liebres, (se indica que se ha visto algún ejemplar sobre el campo de golf de la Moraleja, donde son muy abundantes , y que tal vez el azor tenga su refugio en la lujosa urbanización donde existe abundante arbolado) así como palomas , pero también córvidos como urracas, cornejas y grajillas sin despreciar a los mirlos.

Parece asi mismo confirmada la presencia de una especie de menor tamaño pero de casi idénticas trazas, su fotocopia reducida, el gavilán. Parece segura su presencia en la ciudad y algún supuesto azor visto dentro de los parques de casco urbano es en realidad un gavilán. Su tamaño es menor y sus presas también, mirlos, estorninos y zorzales son los tamaños a su alcance.

Lo que resulta una sorpresa es la presencia confirmada de rapaces nocturnas. Desde la más grande, el gran duque o búho real, a la más pequeña, el autillo.

El gran duque , cazador de conejos y aves de envergadura, como perdices, palomas, cornejas y grajillas pareciera tener vedada la noche capitalina. Pero no es así. Cierto que no se adentra en el centro, pero sorprenderá saber que ha emplazado sus reales en la Ciudad Universitaria, donde lleva años criando. Pero es que en la Universitaria así como en el Real Club de la Puerta de Hierro y , por supuesto, en la Casa de campo , se encuentran también los únicos bandos de perdices de los que puede presumir Madrid. Si. Como los búhos , la perdiz roja, ha encontrado allí un lugar de cría en medio de los ires y venires de los estudiantes y aprovechando los espacios abiertos y sin edificios entre las diferentes facultades. Las perdices y los conejos, que también se ven bastantes, tal vez hayan sido los “culpables” de atraer a los búhos.

Como los faisanes que han repoblado, mediante la reintroducción , el Real Club Puerta de Hierro y que ahora crían en estado salvaje, o al menos semisalvaje, pues parecen tan convencidos del escaso peligro humano que hacen parar hasta los coches . Los buhos no los respetan tanto y alguno ha caído bajo sus garras.
Son también muy famosas las andanzas de otra pareja de grandes duques, los del Cemad, que se convirtieron poco menos que en símbolo del organismo oficial, así como los que ocuparon un edificio en construcción las afueras que fue paralizado por cuestiones administrativas. Otra pareja se ha establecido recientemente en la Casa de Campo.

En todos los grandes parques de la ciudad: Casa de campo, Parque del Oeste, retiro, Dehesa de la Villa se puede encontrar el cárabo común, el mochuelo y el autillo. Una pareja de los agresivos cárabos es fija en el Jardín Botánico . En cuanto al autillo es sin duda el más numeroso y también puede encontrarse en las zonas ajardinadas y en la ribera del Manzanares Una pareja que vivía en mi colonia, Los Carmenes, junto a la plaza de Castilla sufrió hace unos años una irreparable pérdida pues los autillos se emparejan de por vida. Uno de los dos, desorientado o persiguiendo alguna presa entro por la ventana de un piso cercano. El malnacido que lo habitaba la cerro y mató a la avecilla a escobazos. Luego lo contó como un triunfo. La voz de su compañero sonó inmensamente triste durante todo el verano. Ya no he vuelto desde entonces a oírla ningún año más.

Todas estas especies necesitan del árbol, del matorral y del pasto para nidificar y dar caza en el suelo a sus presas. La lechuza, que nidifica en edificios, no lo necesita tanto y por ello coloniza mejor el territorio netamente urbano y las construcciones humanas. Además de la Casa de Campo, esta presente en Aluche, donde ha dejado de sorprender su presencia en algunos tejados, así como en Vicalvaro, Villaverde , Vallecas y algún viejo edificio cercano a Atocha .

Halcones y palomas, lechuzas y ratones. En el la jungla de asfalto, sigue el viejo y mortal juego del cazador y la presa. Lo novedoso es que los madrileños están, cada vez más, del lado de los halcones. Sus razones tienen. La culpa la tiene los centenares de milles de todo tipo de palomas que están invadiendo todos los espacios de la ciudad.

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Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

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