La Marea de Pérez Henares

Retorno en el recuerdo al País de los Osos

Ayer estuve hablando con mi amigo Guillermo Palomero, presidente de la Fundación Oso Pardo. Me contó que los primeros oseznos han comenzado a asomar su cabecillas. Hubo nieve abundante, aunque una vez más algunas osas con las crias crecidas del año anterior se resistieron a hibernar. El fenómeno no es nuevo. Lo señalaba el rey Alfonso XI en su libro de monterías. El creía que era porque los cachrrotes ya crecidos las molestaban en el sueño. Ahora se piensa en el cambio climático.
En cualquier caso, ha sido año de nieves y Palomero espera que de bienes para sus osos. Hablamos de la noticia del levantamiento de la UE de dejar carroñas en los montes, que tanto han reclamado el y Hartasanchez de FAPAS. Ahora ver si espabilan las administraciones autonómicas y se pone en práctica.
La charla me llenó de buenos recuerdos y nostalgias. Hace casi dos años que no visito aquellos montes ni subo a la Cuerda de los Lobos intentando verlos por el Cheiroso. Intentaré acercarme esta temporada pero hoy quiero rescatar las impresiones de mi viaje anterior y compartirlas con vosotros.
Por cierto, ahora y en lo del Aguila Imperial, andamos en un libro que quiere aportar luz, historia y futuro a la rapaz iberica. Hace muy poco la Fundación Osos Pardo ha sacado con la Fundación Caja Madrid uno espectacular sobre su animal. Las fotos son de un gran amigo con el que he compartido jornadas osera y linceras, Andoni Canela, el mejor fotógrafo de Naturaleza en España. Si todo sale bien, será tambien quien firme las del Aguila Imperial. Ya se lo contaré otro dia. Como tambien les contare y les enseñare los dibujos y acuarelas que Fernando Fueyo ha realizado para mi libro «Los vencedores del asfalto» que está ya deseando nacer.

Sensaciones, visiones, avistamientos, sentires e impresiones de una estancia en la primavera de El Pais de los Osos

Los brezos han tendido colchas moradas sobre lo más alto de las laderas. Las extienden al sol de una primavera que presume de colores tras un invierno que al final, aunque no muy abundante y tardío en nieves, cumplió bien en aguas. Ahora los verdes intensos y lavados, de todos los tonos, se enseñorean de prados y árboles pero aquí en estas montañas fronterizas entre León y las Asturias, por este puerto de Leitariegos y por los inauditos valles del parque natural de las Fuentes de Narcea, el brezo reclama nuestra vista en el paisaje y entonces descubrimos también la sinfonía amarilla y blanca de la dos especie de escoba que se quieren aquí mezclar en la paleta de colores.

He ido a caminar por aquellos montes; a andar entre los extensos brezales, rodeado de su color y de su aroma; a asomarse a la profundidad de los valles , a los arroyos, a los ríos espumeantes, a las mínimas cascadas que se dejan caer incluso a los caminos, a las riegas que bajan desde los más altos picachos, al prado apacible y recogido y al que se retrepa por el monte y combate con el matorral; a atalayar el canchal, el recodo, la canal, los pueblos colgados , las casas blancas, los techos de pizarra , los horreos y las paneras y la vacas rubias ; a contemplar al abedul, al piorno, al roble, al acebo, al serbal de cazadores , al cerezo y al castaño y al avellanar; a sentirme bajo el cielo azul o bajo la nube que hace carreras con el viento sobre las montañas y nos llega en lluvia y cuando, tras envolvernos, se aleja , allá , al fondo, han nacido efímeramente los colores del arco iris, los que tenemos en la tierra están ahora también en el espacio y en el cielo.

Con ello y con mucho menos hubiese bastado. Pero también he ido a ver los osos, porque aquello es el País de los Osos, de nuestros osos pardos . Y los he visto. A la madre con sus cachorros, al macho en celo con su hembra, al jovenzuelo salir trasquilado y todo ello al lado de las gentes , de sus ganados, de sus prados, de sus frutales, compartiendo su espacio y sus vidas. Y he entendido una vez más que esa convivencia es lo que está salvando a la especie y haciéndola, poco a poco pero con perseverancia de oso, ir avanzando, creciendo , extendiéndose incluso a nuevos territorios como demuestra Proaza o la vertiente izquierda del Sil.

Debo el privilegio a la Fundación Oso Pardo, a todos mis amigos de sus patrullas y a su presidente , Guillermo Palomero. Fue su llamada la que me puso en camino. “Es el momento. No te retrases. Después se guardan en los bosques”. Guillermo lleva toda su vida mirando a los osos, nadie ha hecho por ellos tanto como el en España, ni nadie los conoce tanto. El es un conservacionista de la verdad y de la acción, quien le ha dado proporcionado territorios, habitats, quien ha llegado al corazón y a la cabeza de los paisanos, de los ganaderos, de los cazadores, de los colmeneros y juntos han ido construyendo y construyen el milagro. No había ni setenta plantígrados en toda la Cordillera Cantábrica al final de los setenta . El invierno pasado se fueron a hibernar unos 130, los que se fueron que al menos una osa y sus cachorros, se quedaron a la intemperie barruntando que no iba a ser mucha y no faltaría la comida.

De las oseras ha salido muchos más. El año pasado se contabilizaron en la zona occidental, del Alto Sil a Somiedo y Proaza, 33 oseznos nuevos, a los que hay que añadir otros 5 nacidos en la mucho más escasa población oriental, Riaño y la montaña. Este año han empezado ya a detectarse las camadas. Es posible que se supere esa cifra que luego disminuirá, como cada temporada, dramáticamente (estudios norteamericanos no exactamente homologableshablan de un 50 por 100 de oseznos muertos el primer años) . Pero serán muchos en cualquier caso. El pasado fue significativo el numero de infanticidios, oseznos muertos por machos para que la hembra vuelva entrar en celo,. Al menos seis pequeños, tres de ellos de una misma camada, murieron así. Este año ya ha habido un caso en Somiedo. Luego están los acidentes, se han dado casos de despeñamientos a veces debido a sus juegos o peleas infantiles, las enfermedades, y las trampas, lazos y venenos. La batalla contra estas amenazas humanas de las patrullas Oso, secundadas ejemplarmente por los cazadores locales y sus sociedades, y con el apoyo del Seprona son cada vez más eficaces pero no acaban de erradicarlas por completo ni tampoco al furtivismo que al año pasado se cobró un ejemplar de oso adulto abatido de un disparo en la montaña leonesa . Sin embargo, es justo reconocer que el apoyo global de la población su simpatía por el oso, su comprensión ante los estragos que puede hacer(colmenas y frutales sobre todo pues ataques al ganado son muy extraños y su pacífica cercanía al ganado vacuno soprendente) es una de las claves esenciales de su recuperación.

El viaje y la compañía de las gentes de la Fundación Oso Pardo es un auténtico privilegio y una garantía de éxito en la posible contemplación del animal, misión casi imposible si se afronta sin este apoyo. Palomero tiene en estudio la creación de algunos lugares, muy cuidadosamente estudiados, donde puedan hacerse observatorios y aumentar las posibilidades de avistamiento sin molestias para el animal. El proyecto está muy avanzado y se espera poder comenzar en el en breve en el valle de Somiedo.
Para mi las más que razonables condiciones de la visita ya son conocidas. Las observaciones se hacen desde distancias muy prudentes, a muchos centenares de metros y sirviéndose de potentes prismáticos y catalejos. Existe también el compromiso a la hora de contarlo en no indicar y menos aún ofrecer detalles precisos señalar con precisión los lugares donde se ha podido contemplar al animal para no generarle peligros futuros. Todavía se lleva mas a rajatabla, y eso me incluye a mi mismo, la absoluta discreción sobre la situación de las oseras. Por razones por todos comprensibles eso no se revela absolutamente a nadie y aún menos se enseña su ubicación.

Así pues habremos de conformarnos con indicarles que el territorio por donde se ha desarrollado en esta ocasión la visita ha sido el del Parque Natural de Fuentes del Narcea con alguna mínima incursión en territorio leones de la Patrulla del Alto Sil, que dirige Luis. Pero ha sido la de Cangas, con Anibal y Elias, la que me ha guiado a mi y a un buen compañero , Luis D. junto a Guillermo y a un excepcional fotógrafo de Naturaleza, Andoni Candela, viejo amigo y conocido en estos menesteres y por estos mismos lares. Precisamente un espectacular trabajo suyo sobre osos, con texto de Eva van der Berg , puede verse este mes en la revista Nacional Geografic. Andoni trabaja ahora en un extenso trabajo fotográfico para un futuro libro de la Fundación.

La tarde anterior a mi llegada había podido fotografiar algo importante. Un gran macho en celo ha sido localizado a una pareja de novias. El viejo superviviente, es todo un caso y la hazaña de conseguir dos novias juntas, y según parece tolerándose, una hazaña increíble. Mas aún porque el ejemplar sobre el que hay discusión en ponerle mote le falta la mano derecha, es manco, a causa posiblemente de haber caído de cachorro o joven en algún lazo. Tal maca no le ha sido impedimento para hacerse un hueco y un respeto entre los otros machos de la zona, aunque si aparece el poderoso “Vaqueiro”, el macho mas impresionante de la Cordillera no le quedará más remedio que batirse en retirada. “El Manco” o “Cervantes” pues en ello está la disputa sobre su mote, pasó su tarde entregado al solaz, el flirteo y el sexo. Por la mañana acudimos al lugar pero no aparece por ningún lado. Incapaces de divisarlo de pronto nos llega la noticia. Se le ve en un prado desde el lado opuesto. Nosotros no tenemos angulo. Cuando lo conseguimos ha desaparecido en el bosque. Se informa de que sólo le queda una de sus novias. La otra ha marchado. Además se mete en un robledal y según parece se encama. No podemos verlo y partimos hacia otro objetivo.

Este era mi gran asignatura pendiente : una hembra con crÍs. Jamás las he visto. Subimos a lo más alto de la cordillera, caminando ahora entre vérsales, luego entre piornos y prados de alta montaña. Reconozco el lugar. Es desde donde pude ver a mi primer oso , a “Vaqueiro” , con una hembra en la riega,hace ahora ya dos primaveras.

Y desde el mismo punto es donde la mañana y la suerte nos bendice con la escena de la madre osa con sus oseznos, tres, que tan solo hace una semana ha salido de la osera donde nacieron mínimos (300 gramos) y desvalidos. Ahora ya pesan mas de tres kilos y tieneNuna increíble vitalidad y personalidades que se va definiendo. La osa come en lo mas alto de un roquedo, levanta piedras y mastica brotes, mientras ellos juegan, se pelean y revuelven sin perderla de vista. La osa es grande y hermosa, más clara por delante, le brilla el pelaje cuando le alcanza el sol, y mas osura en los cuartos traseros. Uno de sus cachorros, el más claro y más grande de los tres, no se aleja apenas de ella. Los otros dos, más renegrido de pelambre, están todo el rato liados en encontronazos y revolcones. El más pequeño sobre todo es un pinta de cuidado. Suele quedarse atrás y cuando de pronto se ve solo pierde el culo corriendo hacia la madre. Guillermo nos dice que todavía se meten por la noche en la osera donde han nacido y de la cual el debe conocer la ubicación.

La osa queda allá en su dominio, atenta a la aparición de cualquier peligro, el peor en esta temporada ,un macho, encastillada en su refugio de piedras intentando que sus crias sean allí inalcanzables.

La mañana nos sonríe y la tarde también. Podemos al fin contemplar al “Manco» con su novia. Y además a un joven macho que anda merodeando por el lugar quizás buscando aprender algo del viejo conquistador. La tarde tiene otras emociones y otros avistamientos. Tenemos a los osos en la costera de enfrente. El joven esta donde dejamos a la pareja esta mañana mientras que ésta se desplaza muy lentamente por la ladera, comiendo en las canales, tapándose en los bosquetes, en nuestra dirección. El macho se ofrece a nuestra vista cruzando nitido por un pardo. Abajo pastan las vacas, junto a una casas de labor. Han debido pasar a escasos doscientos metros de ellas. La aldea en lo alto, no estará a mas de medio kilómetro de donde se encuentran ahora. Cruzan otro prado y se tapan de nuestra vista en una hondonada por la que cruza un arroyo. Allí se deben quedar comiendo “ensalada fresca” de oso en las orillas del regato. Les encantan esos brotes tiernos.

Vemos también algunos corzos saliendo a los prados y es cuando divisamos un cazador que llega a un rececho de jabalí. Y el lance es tenso .
En efecto hay un cochino solitario que ha salido de una barranca arbolada y va entre prados, escobas y bastante al descubierto, a media ladera. Sobre el , el cazador que baja . El jabalí , ajeno a su presencia, tiene el aire en contra, sigue hozando tranquilamente y se destapa aún mas entre una zona de escoba amarilla y blancas. El cazador ha de tenerlo ya a la vista. Y lo tiene. Cuando estoy observando al animal con los prismáticos veo levantarse a medio metro por detrás suyo una nubecilla de polvo. Ha sido un balazo. Ha fallado por poco. El cochino apenas si se sobresalta. No sabe que ha sido , pero sale de allí y ya se empieza tapar, a buscar cobijo en su trayectoria. Ventea y algo, ruido u olor capta en el aire que le hace acelerar el paso. Cruza una ultima zona al descubierto, un canchal, y se mete en un robledal. Se dirige en derechura a la pareja de osos. El cazador parece seguirlo. La patrulla mide las distancias. Si se siguen aproximando habran de llamar a los guardas del principado para evitar cualquier encontronazo, pues estos recechos estan controlados y de hecho la guardería esta en nuestra misma ladera. Pero no es necesario. El cazador , un buen cazador por las trazas y su acercamiento a su presa, se ha percatado de lo inútil de su persecución y deja la cacería, girando hacia lo alto y ya sin peligro de encuentro con los plantígrados.

Hemos visto pues y en un solo día nada menos que siete osos. La hembra, las tres crias, la pareja en celo y el subadulto.
Lo malo es que la noche amenaza viento, lluvia y hasta nieve. Asi es. El amanecer trae un ventarrón y bastante agua. Poco a poco se calma. A media mañana podemos reiniciar las salidas. El primero en ser avistado es un joven, posiblemente el mismo de ayer. Va corriendo, desalado, como si lo persiguiera el diablo. Un diablo que debe ser manco. Lo vemos cruzar un teso, un prado luego y de pronto no lo vemos más. Nos preguntamos que pude haber hecho si parecía seguir en su carrera. Pero no ha pasado despues por ningún sitio previsible.

Llegan y se van la nubes. El pico del Cueto ha cogido algo de nieve, quizás la última del año en la cumbre. Llega y se va la lluvia, a veces el sol ilumina la cortina de agua cayendo sobre los valles.

Del joven oso no hay ni rastro. Entonces Guillermo descubre la causa cierta de su huida. En un prado, tumbado apaciblemente esta “El Manco». Tranquilo con su pelaje negro brillando en la soleadillas sin que parezca molestarle la lluvia. Su “novia” esta echada a su lado. Hocico con hocico. A veces uno de los dos se restriega contra el otro. Se levantan también, se sacuden y el agua salta de su pelambre. Se vuelven a tumbar, se emperezan. Las nubes corren las laderas y apenas a doscientos metros el jovenzuelo, escondido en el espesar de escobas y un pequeño robledal los espía. No se ha movido de allí. El gran macho ha debido “decirle” algo pero su curiosidad y su instinto es superior. Un día el también logrará los favores de alguna hembra. Aunque será difícil que alcance la maestría amatoria de “El Manco». Un don Juan en el País de los Osos.

P.D. Las fotos de paisajes son propias. Las de osos han sido cedidas por la Fundación Oso Pardo.

La revista National Geographic trae este mes un gran reportaje de Eva van de Beg y Andoni Candela.

La Fundación Oso Pardo ha hecho una magnifica exposición que se pudo ver en Santander y se verá, esperemos, por toda España, titulada “Humanos y osos , una historia paralela”, que pone de manifiesto esa interacción entre los plantígrados y nosotros”. También muy recomendable el libro del Ministerio de Medio Ambiente “Demografía, distribución , genética y conservación del oso pardo cantábrico” recientemente aparecido. Está previsto un nuevo texto que editará la Fundación Biodiversidad y una reedición con nuevas fotos del famoso “El animal y su mito”. Ahí tendré ocasión de poder volver a ver fotografiados por Andoni lo que he tenido el privilegio de poder contemplar en vivo estos días.
En el mus, Palomero y yo estuvimos intratables. Andoni y Luis aún se lamen las heridas de las sucesivas derrotas.
He escrito aquí en varias ocasiones de osos. Pueden entrar en los siguientes trabajos. En el Pais de los Osos y Osos y Arándanos

P.D. Al «Manco» se le acabó la dicha. Un impresionante macho, con sus cuatro patas enteras, apareció al día siguiente de mi partida en el valle. Dos hembras por allí eran demasiado reclamo. El «Manco se batió en retirada y partió en busca de otras aventuras. El nuevo se quedó con las dos chicas , de nuevo reunidas. Pero como dijo Palomero de su «Manco»: «Que le quiten lo bailao». De todas la maneras el nuevo habrá de andarse con ojo. El «Vaqueiro» puede llegar al baile en cualquier momento.

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Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

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