Las liebres que soltó Zapatero en el Debate sobre el Estado de la Nación , ya maúllan. Vamos, que son gatos. Su ocurrencia de acabar con la desgravación por vivienda de manera gradual desde los 17.000 euros anuales de renta (apenas tres millones de antes) y total desde loe 24.000 (cuatro milloncejos de pesetas)es tal “minino” que no ha resistido una semana ni como ocurrencia. Era y es una absoluta estupidez económica y una agresión a esas rentas, en absoluto altas. Si pretendía acelerar la venta ahora de pisos sobrantes, que no se compran por falta de ganas o necesidades sino por falta de créditos, era disparatada en origen y letal, pero no sólo para su odiado “ladrillo” sino para el ahorro o la aspiración de vivienda propia de muchos ciudadanos , en especial los más jóvenes. Eliminarla supone para los de los 24.000 euros una “multa” fiscal de mas de 1000 euros al año.
Pero si se pone en relación con la otra liebre-gato, el de los 2000 euros de rebaja por comprarse coche nuevo, supone ya , además, un insulto. Porque coches hay de 7.000 euros. Pero bastantes que superan esos 24.000. Y a ellos, que pueden ser adquiridos por los más ricos, el señor socialista sin baremos de rentas les hace graciosamente un descuento de 2000 euros. Claro que con cierta trampa. La marca rebajará 1000, otros 500 la Comunidad Autónoma (algunas ya han dicho que naranjas de China) y el Gobierno sólo pone los otros 500 y se coloca la medalla. La industria asfixiada industria automovilística ha dicho que bueno, que algo les vale, pero desde el punto de vista social y de combate real contra la crisis, la cosa no tiene un pase sobre todo si se relaciona con el otro asunto.
Porque en castellano claro la ecuación es muy fácil de enunciar: Zapatero nos castiga si queremos comprarnos casa y nos premia si nos compramos coche. ¡Toma ya izquierda y compendio de ideología socialista aplicada!.
El presidente del Gobierno, por mucho que el CIS acuda con sus encuestas trampa y de increíbles resultados en su socorro, ha sido un fiasco para el presidente que lo planteó como primer gran mitin electoral de las europeas. Salió, en cuanto a imagen y en confianza que suscita en los ciudadanos, peor de lo que entró en él. Y peor porque antes los conejos y las liebres aún le duraban un poco. Pero ahora es que ya maúllan la misma tarde en que los ha sacado de su olla de aprendiz de brujo.
