Bokabulario

Cómo obtiene ViceVogue su fondo de armario

Desde hace cinco años, todos los viernes ViceVogue muestra un traje distinto, como si fuera la malvada Ángela Channing de Falcon Crest. ¿De dónde los saca?

La respuesta, aquí.

Son las siete de la mañana de un viernes cualquiera, laborable. En la madrileña calle Hernani, situada entre El Corte Inglés de la calle Orense y los Nuevos Ministerios, un coche se ha detenido delante del portal de un edificio de viviendas con buena apariencia. Mientras un par de escoltas vigilan discretamente la acera, del vehículo se bajan dos mujeres jóvenes con sendos maletines propios del trabajo de una esteticién de lujo. Ambas entran en el edificio. Minutos después, otro coche se detiene delante del mismo portal, y de él desciende un empleado que traslada un porta trajes al interior del inmueble. Arriba, las dos esteticién trabajan ya sobre el rostro y, sobre todo, el cabello teñido de rubio y cortado en media melena de la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega. Su rostro requiere un trabajo intenso, con sucesivas capas de maquillaje. También le retocan las manos.

El empleado de la boutique abre el porta trajes y enseña a la vicepresidenta un último modelo de traje de chaqueta en todos añiles de la marca Adolfo Domínguez, prestado por una franquicia de la madrileña calle Velázquez. Será el traje con el que la vicepresidenta comparezca unas horas más tarde ante los medios de comunicación en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, una imagen que verán millones de personas a través de los telediarios. En el domicilio de la vicepresidenta aguardan otros dos escoltas que se suman a los que esperan en la calle la salida de De la Vega con destino al complejo residencial del Palacio de La Moncloa, donde tiene su ubicación la Vicepresidencia Primera del Gobierno, y donde se va a celebrar la reunión del Gabinete ministerial, como cada viernes. Según los vecinos de la vicepresidenta, este ritual se repite casi cada día, sobre todo cuando la ilustre vecina tiene alguna aparición pública, que suele ser casi todos los días, especialmente los miércoles -sesión de control al Gobierno- y los viernes -Consejo de Ministros-. Nadie le ha visto nunca repetir con el mismo modelo, y dado que es imposible que un fondo de armario pueda albergar semejante variedad de género, la única explicación es que, en efecto, todo es prestado. Al igual que ocurre con los accesorios.

Un comportamiento y unos gustos impropios de la dirigente de un partido obrero.

Así es la revolución social de ZParo. Las niñas no pueden beber cerveza ni fumar pero sí abortar; Bush es un asesino, pero corre a hacerse una foto con él; los jefes sociatas pueden vivir como marqueses y recibir el voto de parados. Mientras 11 millones moscas le sigan votando cualquier paradoja y cualquier incongruencia será posible en Expaña.

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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