En los corrillos mediáticos más vinculados al poder se susurra, y también se teme, que el tribunal superior de justicia de la Comunidad Valenciana levante la imputación al presidente Camps antes del 7 de junio, fecha de las elecciones europeas. Se malician de la rapidez de los procedimientos y del ritmo de las declaraciones. Piensan además que esa y no otra va a ser la decisión , observando la tranquilidad que al respecto parece haber en la cúpula del Partido Popular y los abrazos continuos con el dirigente valenciano.
Pues bien, puede que acierten en lo segundo y que Camps quede a no mucho tardar limpio de polvo y paja, al menos ante la ley, pero se equivocan más al pensar que ese anuncio puede llegar antes de la cita a las urnas. Las declaraciones han seguido. Se sabe que alguna favorecedora de la versión de Camps en cuanto al pago. Pero van a seguir y ya existen citaciones para después de la fecha de las votaciones. Así que no parece posible que se cumpla su temor y que ese fuera un golpe de efecto muy positivo para los intereses electorales del PP.
Otra cosa ha sido el varapalo evidente que la admisión a trámite de la querella por prevaricación al juez Garzón ha supuesto en algunas estrategias. Cierto que no tiene nada que ver el asunto, ya que está relacionada con aquellos autos delirantes pidiendo el acta de defunción de Franco para abrir no se que especie de causa general , pero es Garzón y es el nombre y la figura del juez quien lo amalgama todo.
Los socialistas, estos días, hacen un esfuerzo por parecer optimistas y dicen que tiene encuestas de empate en escaños y leve ventaja porcentual, o sea como la del CIS. Pregonan triunfos en el debate del estado de la Nación que pretenden consolidar a base de repetir machaconamente su propaganda. Pero basta hurgar un poco para darse cuenta de que en realidad existe bastante desánimo y demasiad@s “bibis” metiendo la pata a destajo. Zapatero que empezó queriendo ir a todos los sitios se empieza a retranquear ante el temor de excesiva salpicadura si hay derrota neta, el candidato López Aguilar no arranca ni en caricatura y lo más ilustrativo: a día de hoy darían por buena una derrota por la mínima. Todo un síntoma de que se la temen mayor.
Nota : pueden seguir haciendo sus apuestas para la porra.