El PSOE está preparando todo su aparato mediático para conseguir limitar daños en la probable derrota del próximo domingo. Después de que Zapatero se lanzara en tromba en la salida, se ha ido notando después un menor empuje y un cierto retranquearse buscando no aparecer como el vencido y pasando ese cáliz a Juan Fernando López Aguilar que ha sido un candidato muy poco convincente.
Pero no va a ser la consigna central de la campaña que ya, antes de abrirse las urnas, hemos empezado a escuchar. La idea fuerza que van a manejar los agiprop gubernamentales es que “con la que está cayendo” la derrota debería haber sido mucho mayor y que en realidad esto es casi como un empate, sin excesiva trascendencia y que hay suficiente tiempo para remontar porque hay ya , según ellos, brotes verdes por todos los sembrados económicos, lo peor ya esta pasado y a cinco millones de parados no llegamos.¡Gran éxito de la Salgado! Y Zapatero será el artífice del regreso al paraíso.
Es una buena estrategia en la que van a ir ahondando sobre todo después de que las encuestas señalen con claridad una tendencia, aunque también unas diferencias bastante ajustadas. Y es buena porque tiene abonado al asunto a cierta parte del campo contrario a quien Rajoy no les sirve ni ganando. Se tuvieron que guardar en el bolsillo el discurso cuando las gallegas pero ahora lo han vuelto a sacar y al dirigente del PP ya no le vale ni con ganar. Pues a sus detractores cualquier triunfo les parecerá “escaso” y sin mérito.
Cierto es que Mariano Rajoy en estas elecciones vuelve a tener en contra “bola de partido”. No ganar significaría , y eso lo debe saber ya hasta él y desde luego hasta sus máximos se lo exigirían, su retirada. La victoria, cuanto más holgada mejor, invierte los términos. Quien sufrira el desgaste, y por segunda vez, será Zapatero por mucho que se haga ese esfuerzo de vender derrota como dulce (truco viejo) Pero para el presidente el torpedo es de tocado y para Rajoy es de hundido.
Pero aún ganando o tal vez ese momento es cuando por fin pueda hacerlo, el líder del PP tiene que arreglar urgentemente muchas cosas en su casa. La primera es, y eso lo reclaman cada vez más los barones regionales y cualquiera con ciertas luces, quitarse de en medio de una vez a ese guru llamado Arriola que es una verdadera losa en sus tácticas siempre tendentes a la inacción y a pretender ganar sin mover un dedo para que así no se excite el contrario. Gran estupidez que les lleva años costando muy cara.
Pero no menos importante es poner orden en el núcleo de dirección, poner firmes a los revoltosos y decirle a las enfrentadas que dejen de tirarse de los pelos y hacer cada cual su trabajo sin tanto juego sucio y subterráneo. Luego hay cosas que ahí nunca han tenido remedio y en las que el PSOE siempre les da lecciones claras de cohesión interna y sentido de la disciplina. Pero con darle una puerta a Arriola y un par de voces en Génova a lo mejor se arreglaba alguna. Si gana claro, que si pierde las voces se las van a dar todas a él. Y se las darán aunque gane.
