La Marea de Pérez Henares

El gazapo en el camino

Cuando, allá por marzo, iba a asomar la primavera, quién apareció, feroz, fue la hemorragia vírica, que atacó a los conejos de El Enebral. En un par de semanas encontramos más de una veintena muertos y desde luego perecieron muchos más. Temimos lo peor y que todo el monte quedara arrasado. Por fortuna se detuvo y ahora la recuperación es un hecho. Se ven muchos gazapotes cruzar los caminos y algunos rodales que quedaron despoblados vuelven a tener “trato”.

La hemorragia vírica y la mixomatosis –enfermedades de raíz artificial y humana, producto de laboratorio- han sido las causantes de una catástrofe ecológica de tremendas dimensiones en España (tierra de conejos) al dejar bajo mínimos la parte esencial de la cadena alimentaría. Del conejo comen todos y ahí, por ejemplo está el origen real de la dramática situación del lince o de la imperial. Pero nadie desde el ecologismo radical parece querer entenderlo y , por ejemplo, apoyar que de una vez por todas se apruebe en Europa la vacuna contra ambas enfermedades que ha demostrado su eficacia.

Ante la mixomatosis, la de los ojos purulentos y las cabezas hinchadas, los conejos, que murieron a millones y acabaron por desaparecer en muchos sitios, han logrado, tras lustros de sufrir la enfermedad, haciéndose más resistentes. Pero la vírica es letal y fulminante. Los animales, aparentemente sanos exteriormente, mueren con inusitada rapidez con el hígado y otros órganos internos deshechos. En unas semanas pueden extinguirse por completo en toda una zona.
Por eso me he alegrado tanto al ver a las nuevas camadas . Al atardecer un aguilucho cazaba sobre los lindes del bosque y el matorral intentando sorprender a algún jovenzuelo. Las zorras están criando ahora y los acecharan por la noche. Las jabalinas con jabatos cuyas huellas “corto” frecuentemente levantarán su gazaperas para comerse a las crías. Pero si los conejos han superado la vírica nada podrá contra su potencia demográfica y El Enebral recuperará su pulso vital. Lo llena de esperanza a cada cruce de un gazapo en los caminos.

P.D. El crepúsculo estuvo ventoso. Había luna llena pero las nubes me impidieron disfrutarla excepto durante algunos minutos en que pudo escurrirse entre algunos jirones. Pero la alcanzaron primero con velos cenizosos y luego la acabaron tapando. Me gustó seguirla en su escondite , porque aunque no se pueda verla siempre es bueno saber donde esta la luna, hacía donde camina y que está llena.
Cuando regresaba comenzó primero a chispear y luego a llover mansamente. Espero que siga haciéndolo la noche entera. La lluvia siempre es buen tiempo en estas tierras. Refrescará el cereal y a las cebadas tempranas que por aquí, la Alcarria Baja, ya han empezado a amarillear en estos primeros compases de junio. Olía la tierra a ese buen olor húmedo cuando llegue a la cabaña. Me levantare mañana pronto para gozar de la mañana mojada.
Les pido que aunque sólo tengan sol, lo gocen hasta el domingo. Ese día es el de votar. O no. Y por la noche no quedará otro remedio que hablar de ello. Pero eso será ya mañana, cuando entre la noche y aún siga habiendo casi luna llena.

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Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

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