Cuando hace seis meses asesinaron a Uría, el empresario vasco, sus compañeros de partida siguieron jugando a las cartas. Uría era en palabras de los nacionalistas del PNV “uno de los nuestros” y lo que hicieron “los nuestros” fue continuar con la partida. Lamentándolo mucho, por supuesto, y con dolor, sin duda, con aparentemente bovina resignación. Con la partida.
Nada refleja mejor que aquello la actitud del PNV ante ETA a lo largo de todos estos años. Nada refleja mejor el cambio en Euskadi que lo que ha hecho y dicho el nuevo lendakari Patxi Lopez y la mayoría parlemenaria que le apoya.Lo que ha dejado claro, muy claro es que “Nosotros” no vamos a seguir jugando a las cartas. Y en ello va a estar, está, fortalecida y firme la muy inmensa mayoría del pueblo, de la ciudadanía, pacífica, libre y democrática.
La responsabilidad de los atentados es de los asesinos. Por supuesto. Luego están sus cómplices, la tela de araña, el entramado de apoyo y flanqueo económico, propagandístico y político. En sus cercanías o de hoz y coz en el mismo puchero gentes como ese Sastre que en el dolor se convierte a augur de otros dolores cuya responsabilidad achaca a las victimas, a la sociedad que sufre el embate de los criminales antes que a los criminales mismos.
Pero , mas allá de las responsabilidades, existen dos diferentes actitudes en nuestra sociedad que hacen flaco favor al combate contra ETA y que resultan cada vez más ofensivas para todos cuantos están y libran esa batalla. Que en el fondo somos todos.
Una es la de ese nacionalismo, capitaneado por el PNV, cuyo oportunismo y falta de ética, e incluso de mínimo coraje cívico, quedo perfectamente descrito por “La partida”. En ello no sólo, y hay que decirlo, el PNV no está sólo. Siempre tienen un Carod Rovira que acude en su socorro.
Pero hay otra corriente de opinión, penosa y derrotista, que nos susurra y discursea, susurrar, eso si con grandes pucheros y congojas, es que dada la “invencibilidad” de ETA no queda sino rendirnos y , buscar la paz a cualquier precio que haya que pagar. No son pocos, llegaron incluso a ser incluso hegemónicos con el ahora innombrable “Proceso de paz” y pretendieron que ese mensaje fuera el que se diera como bueno y hasta como progresista en el cuerpo social español.
Los tiempos, por fortuna, han cambiado. La ciudadanía no ha transigido, no lo hizo nunca con ese mensaje suicida, y hoy la recuperada unidad contra el terrorismo avanza y conquista territorios de libertad. Aunque sea, y sabe que así será, a base de sangre, sudor y lagrimas. Pero se ha recuperado la certeza de que vamos a derrotar a ETA, porque ese es el único camino, porque es el único que entienden los criminales, y con él la estamos derrotando.
Porque , como ha dejado claro y diáfano el lendakari: Nosostros no nos vamos a quedar jugando a las cartas, nosotros le vamos a enseñar a los asesinos su único camino y su única esperanza: la cárcel