Bokabulario

Para no dormir: Mijaíl Gorbachov y ZParo, dos caracteres coincidentes

Mijaíl Gorbachov fue seguramente el gobernante europeo más estúpido e inepto desde la Segunda Guerra Mundial hasta 2004. Los paralelismos entre él y ZParo son a-co-jo-nan-tes: iluminados, optimistas, vagos, adanistas, buenistas

Acabo de leer Un imperio fallido (Crítica), de Vladislav Zubok, en el que el autor expone la Guerra Fría desde el punto de vista de Moscú. Hay cosas curiosas, como los intentos de Stalin de contar con nazis derrotados para montar un partido de izquierdas en la Alemania Oriental; los planes del PC italiano en 1948 para hacerse con el poder mediante una insurrección militar, que desaconsejó el propio Stalin; y el impresionante coste de los gastos militares y de ayuda al bloque soviético.

Al tratar de Mijaíl Gorbachov, ese hombre al que todos los anticomunistas debemos agradecerle que hundiese a la URSS, describe su carácter en un epígrafe titulado Personalidad fatídica (págs. 469 y ss), y lo hace con las siguientes frases:

Cabe afirmar que el rasgo principal más determinante de la personalidad de Gorbachov era su curioso optimismo y seguridad en sí mismo.

Una segunda actitud clave, en opinión de los partidarios de Gorbachov, era su ingenuidad. (…) creía que la verdad que él había descubierto era «evidente y que la gente no tendría más remedio que captarla» (…). La perestroika de Gorbachov era una reforma y necesitaba de las dotes de un predicador para intentar convertir a los paganos del comunismo a un nuevo credo más justo y mejor.

Resultó que la sociedad no era digna de su líder.

Tanto amigos como enemigos ponen de relieve una consecuencia clave del optimismo esencial y de la ingenuidad de Gorbachov: su tendencia a «improvisar sobre la marcha», su falta congénita de un plan estratégico a largo plazo y su aversión a los detalles prácticos del gobierno. Todos reconocen que la perestroika carecía de plan.

Las expresiones favoritas de Gorbachov, aparte de la «imprevisibilidad», eran: «Dejemos que el proceso se desarrolle» y «el proceso de acontecimientos está en marcha».

Diez años después de que perdiera el poder, el propio Gorbachov, en una cándida discusión, reconoció que hubo «muchísima ingenuidad y utopía» en sus acciones. Pero dijo que corrió deliberadamente el riesgo de desestabilización política a partir de 1988 porque quería «despertar» al pueblo soviético.

William Odom llega a la conclusión de que el líder soviético era un «integrante inveterado, un embaucador locuaz, incapaz de prever las probables consecuencias de su política».

«Quería que la fruta le cayera del árbol en las manos cuando estuviera madura, lo primero que fuera» (Ligachev).

Aquí sustituid soviético por español:

Gorbachov no se sentía asociado personalmente al estado ni al imperio soviético en la forma en que los había heredado de sus predecesores. Más tarde afirmaría qye hizo todo lo posible «para preservar la Unión». Pero en realidad intentó desencadenar una revolución acorde con las ideas que adoptó y desarrolló.

(…) tenía otras prioridades. La primera de ellas, como ya hemos dicho, era la construcción de un orden mudial global basado en la cooperación y la no violencia.

El carácter de Gorbachov es idéntico al de ZParo, el optimista antropológico, el que sueña con los pies en la tierra, el que no sabe qué clase de hipoteca está pagando, el que da lecciones de economía a Ramón Tamames, el Enviado que nos hará la merced de entregarnos una democracia ejemplar

Ya sabemos qué hizo Gorbachov a su país y su pueblo. ¿Podemos acabar como los rusos gracias a ZParo y 11 millones de moscas?

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

Lo más leído