La Marea de Pérez Henares

Amenabar, «valiente» contra el fanatismo religioso y la teocracia …de los cristianos del siglo IV

Asisto a la «premiere» de Agora, de Alejandro Amenabar. Un despligue inmenso. 4.000 invitados. Medio Gobierno: Chaves, Blanco, Garmendia, Aido, Gonzáez Sinde amén de Bono y Pajín. Gallardón fue la única representación institucional del PP exhibida, aunque entre el publico estaban Soraya Saenz de Santamaría y Elvira Rodríguez presidenta de la Asamblea de Madrid. Que yo viera, claro, que habría decenas más.

Impresión general: Decepción. Tímidos aplausos de una parte de la sala mientras que muchos otros decidieron ostensiblemente el «mutis y volverse al Foro, que la cosa fue en la Ciudad de la Imagen, camino de Boadilla del Monte.

Amenabar se ha gastado cien millones en levantar un espectacular decorado en Malta que reproduce la grandeza de Alejandría. El decorado le ha quedado majestuoso pero por el transita un guión sin nervio ni ritmo, a trompicones, como una especie de documental ideológico con moraleja y una pléyade de actores, todos ellos extranjeros, cuya mediocridad podría haberla hallado sin esfuerzo en España.
Pero la película tiene otra visión más allá de lo cinematográfico. Porque es, esencialmente un alegato: contra el fanatismo religioso, contra la imposición teocrática, contra su utilización como instrumento totalitario de dominio, contra su pretensión de imponerse como verdad única y revelada. Con un matiz añadido y terrible: el desprecio y consideración de ser impuro y con tacha de la mujer.

Lo suscribo todo, claro. El monoteismo siempre ha intentado la teocracia y su imposición. En el mundo cristiano costo la lucha contra ello sangre, sudor y hogueras. Científicos y pensadores los sufrieron contra Papas de Hierro e Inquisidores.
Pero claro se va Amenabar a denunciar aquello al siglo IV y a Alejandría. Le hace un juicio sumarísimo al cristianismo de hace 1600. Pero ¿es ahora el cristianismo-y lo digo desde mi posición agnóstica y descreída – quien impone teocracias, quien anda por la senda del integrismo, quien lleva al extremo la sumisión de la mujer, quien a través del fanatismo , de terrorismo y de los guardianes de la fe imponen la verdad de «un libro», de un dios y de un profeta?. No está aquella Alejandría en tierras desde hace siglos tomadas a sangre y fuego por los ejércitos musulmanes y donde ser cristiano es estar marginado y perseguido y donde cualquier otra religión es perseguida. A los coptos no les dejan ya ni criar cerdos.

Contemplaba las escenas de la película y a mi a lo que me sonaban no era a los cristianos porque eso a lo que hoy se parecía más que nada era a los talibanes destruyendo budas, a la policía de Arabia Saudita imponiendo la moral coránica a golpes o a tiros, a los imanes enseñando como pegar a la mujer, a los ayatollas predicando la guerra santa, a los mujaidines imponiendo la sharía, al burka, al integrismo y el exterminio de cualquier otra cultura y pensamiento que no este regido por «el libro» revelado.

En fin, que tengo la duda. No sé si la película es un alegato contra todo intento teocrático de las religiones pero irse al siglo IV para cargar contra los cristianos suena a que meterse con ellos puntúa en progre pero atreverse con los teócratas de ahora, los que lapidan y mutilan, los que imponen su culto por el terror y exterminan cualquier otra creencia, liberticidas del siglo XXI, teócratas de hoy mismo , o sea con el Islam y su fanatismo integrista, con esa religión que tiene bajo su bota a una gran parte de la humanidad y pretende imponerla a todos cuantos puedan, a eso ni rozarlo. Porque eso es peligroso. Como lo fue enfrentarse a Roma en la Edad Media y al poder de la Iglesia durante tanto tiempo.
Uno siempre ha estado con el Renacimiento y Copérnico contra la teocracia Papal y la Inquisición. Pero eso fue entonces. Ahora me parece que hacerse el Copérnico o la Hipatia tiene muy poco mérito. Ahora para lo que hace falta valentía y cuajo es para criticar a la religión que pretende imponerse por la sangre, el fuego, la opresión y la violencia.

Vamos que yo en Agora por más que me esforzaba no veía el integrismo trasladado en el tiempo al lugar donde apuntaba Amenabar. ¿O sí?. A lo mejor le oigo decir algo al respecto. Porque verlo, no. Ni siquiera un rótulo de los muchos que pone y con que nos alecciona al final de las imágenes. O sea, que si hubiera esa intención secundaria está realizada con mucho disimulo. O sea, sin atreverse. O sea, que contra los cristianos que ya no tienen dientes, críticas feroces con argumentos del siglo IV. Queba muy bien, de progre, diseño de la marca Pajín &Aido. Pero contra el Islam no rechista nadie. Porque esos te pueden hacer pupa. Muy valiente, pues, he visto yo a Amenabar,
Y la película. Pues lo dicho: un despilfarro en decorado. Mucha pretensión y poco cine. Pero en tal cuestión me ampararé en lo que seguro escribirá mi amigo Juan Carrasco de las Heras, aquí al lado, que es quien entiende. A mi no me gustó y punto. Fui de los muchos, mayoría, que no aplaudieron.

TIENDAS

TODO DE TU TIENDA FAVORITA

Encuentra las mejores ofertas de tu tienda online favorita

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

Lo más leído