He aquí las dos últimas víctimas de la libertad de expresión en España.
Un actor del programa Salvados se hace pasar por constructor durante el registro del Ayuntamiento de Santa Coloma de Gramanet:
Cuando los guardias civiles de la Unidad Central Operativa (UCO) se encontraban en pleno registro, el actor entró con una maleta en la mano en la Casa Consistorial. Aseguró que trabajaba para una constructora y que tenía que entrevistarse con un concejal, pero el cuento no coló. Los agentes sospecharon que se trataba de una farsa y lo identificaron. Al final, el intrépido cómico tuvo que cantar por soleares cuando vio la cara de enfado de los guardias civiles.
La reportera de 21 días imputada por un robo creía que era una broma:
La reportera Samanta Villar, imputada por el robo de unos hierros durante un reportaje para el programa ’21 días’ de Cuatro, ha dicho hoy al juez que ignoraba lo que iban a hacer los chabolistas a los que acompañaba y que pensó que se trataba de una broma. (…) Según un peritaje aportado al juzgado, los hierros sustraídos están valorados en 900 euros, a lo que se deben añadir 35 euros por el candado que presuntamente rompieron los ladrones.
Si por mí fuese, los dos memos pasarían unos días en el calabozo. ¿Por qué la progra no fue a robar con sus amigos a la casa de Juan Luis Cebrián?
Otro momento memorable de este periodismo comprometido fue la entrevista de colegui que el Follonero le hizo a Arnaldo Otegui.
¿Habéis visto Primera plana? ¡Qué gran película!
¿Es la televisión enemiga de la civilización? Yo creo que sí.
Y pasando de la televisión, a la prensa de pago: Púbico.
