Hace ya bastantes años que Baltasar Garzón debería haber abandonado la carrera judicial. La estrella mediática de la Audiencia Nacional es hombre de indudables valores y no faltan quienes los subrayan y valoran. Pero hace mucho que no casa en su actividad y comportamiento con lo que la sociedad debe y puede esperar de un juez. Garzón es muchas cosas pero para juez ya no sirve.
Lo menos y los más que ha de exigírsele a un magistrado es poder tener la certeza que actúa únicamente condicionado por lo que la ley le marca y su recta conciencia y saber le inspira sin ninguna otra dependencia o tacha que puede adulterar su “juicio”.
En principio y por muy legal que en España resulte me parece una auténtica aberración que un miembro de la carrera judicial pueda saltar alegremente a la política y luego si le va mal regresar a la toga y a la pretendida imparcialidad de la judicatura. El caso de Garzón es el más relevante, pero hay otros como el de Maria Tardón, vinculada al PP y está en capilla Fernández Bermejo. Garzón fue numero 2 en Madrid, cartel con Felipe González, secretario de Estado con gran rebote por no ser ministro y luego desafección, enfado, vuelta a la Audiencia y…a nada el caso Gal desempolvado. Hay quien dice que puede haber sentencia en Estrasburgo favorable a Vera y Barrionuevo por este vicio inicial.
Garzón no debía haber seguido siendo juez después de aquel paso por la política, estimo que esta debía ser una norma general y clara para todos, pero don Baltasar lejos de hacer olvidar aquella experiencia trufada ha seguido insistiendo en ese camino. Pasados los años y reconciliado de nuevo con el poder socialista se embarca en la instrucción del Caso Gurtel contra el PP. Ahora esa tacha , ¿como es posible que actúe contra un partido un juez que ha sido antes el rival político del mismo?, puede convertirse en la mejor baza de los corruptos a la hora de plantear nulidades de procedimiento aquí o recurriendo a la justicia europea.
Bastaría con ello pero hay continuos asuntos donde Garzón confunde papeles y crea descrédito para la imagen judicial. El último lo proclaman esos documentos donde se dirige a Emilio Botín pidiéndole patrocinio (de más de 300.000 euros) para un curso en Estados Unidos y para cobrar el mismo de esos fondos. Alucinante, pero aún lo es más que a poco no se abstenga en la admisión o no a tramite de una actuación judicial contra su patrocinador , el señor Botín.
No hace falta darle más vueltas, aunque en el Consejo Superior del Poder Judicial, tan plagado de carnés políticos “durmientes ” , se las darán todas y miraran para otro sitio o retorcerán la obviedad para salirse por la tangente y no actuar. No hace falta , desde el sentido común y la razón más evidencias que las que llevan gritando una década: Baltasar garzón no puede seguir siendo juez. Carrera tiene en muchos sitios, pero en la judicatura no.