La última entrevista al abad del monasterio de Montserrat nos muestra a un personaje patético. Aunque reconozco que es difícil lucirse con un entrevistador como Enric Juliana: «¿Es hoy más importante el Barça que el Govern de la Generalitat?». De premio a la sagacidad periodística, vamos.
Por estas fechas, como en Semana Santa, la prensa de pago y las televisiones suelen publicar los mismos artículos y reportajes rancios de contenido anticristiano: la estrella de Belén era un meteorito o un ovni; los Reyes magos no eran tres; el nacimiento y la Adoración se produjeron en años distintos; las vírgenes madres existían en otras religiones… Sin embargo, son mucho peores para la menguante parroquia católica los reportajes y las entrevistas a los representantes de un catolicismo hundido que se resiste a rectificar, pedir perdón y retirarse.
En La Vanguardia, el abad de Montserrat, Josep María Solé, habla de todo con Enric Juliana: de la sociedad civil catalana (¡jua, jua, jua!), del estatuto, de la Cope (¡cómo no!), de la gripe A, del centralismo, de las corridas de toros, del Tribunal Constitucional, de José Montilla… El titular de la entrevista lo podrían suscribir Artur Mas o Joan Laporta: «Cataluña presenta signos de vigor, hay que defender el Estatut». Vamos, una tertulia de bar de Barcelona cercano a una oficina de funcionarios de la Generalidad.
¿Y Dios? Ni está ni se le espera. ¿Y las vocaciones en el monasterio? Una comunidad no se mide por el número de monjes, carajo. ¿Y el aborto? No lo sé; hay opiniones a favor y en contra. ¿Y la prédica del Evangelio? ¡Ni que fuésemos kikos! ¿Y la beatificación del doctor Samsó? No crispemos, hombre…
Éste es el vocabulario del abad: «Quizás», «Normalmente», «El mérito es de todos», «No sigo la radio», «Me cuentan»…
Tópicos y frases hechas de cualquier conversación de bar con un desconocido con el que se desea llevarse bien.
Quienes suben a Montserrat, ¿con qué bajan?, ¿con un crucifijo, un rosario o un misal… o con una camiseta del Barça y un ejemplar del estatuto? Nada digamos si se topan con un monje indigno que niega hasta el martirio del obispo Irurita.
Con clero como el descrito, no sorprende que el catolicismo en Cataluña esté desapareciendo… salvo en Tarrasa y las demás diócesis en las que Roma está tratando de eliminar el progresismo y el nazionalismo, que han sido para la Iglesia peor que la Revolución francesa.
CODA: Y Anasagasti, ¿qué dice de esto?
