La lucha entre realidad y superstición que desgarra a los progres se produce también en sus medios de propaganda. En el país en el que los niños bien de funcionarios franquistas van de luchadores antifranquista, de vez en cuando la realidad gana alguna batalla.
El corresponsal de El País en Estados Unidos, Antonio Caño, debe de ser un obamita asombrado por las derrotas electorales de su mesías, digo caudillo, digo líder planetario, digo salvamundos. Y como tal no puede admitir que Obama se esté equivocando, de manera que recurre a la conspiranoia: todo es culpa de la extrema derecha. Así lo explicó al narrar la derrota demócrata en Massachussets.
un programa político bloqueado ahora por la confusión reinante en las filas del partido del Gobierno y por la vitalidad del movimiento ultraderechista sobre el que cabalga la oposición republicana.
Huuuuy. ¡Que vienen los ultras!
Un compañero de redacción le dice que se deje de tonterías
Francisco G. Basterra, antiguo corresponsal de El País en Estados Unidos, publicó a los dos días una columna de opinión sobre la derrota de la candidata demócrata al Senado por Massachusetts en la que decía lo siguiente:
Con las gafas europeas leemos mal a Estados Unidos. No es un país mayoritario de paletos arrogantes, dominado por la ultraderecha y patria del fundamentalismo. Es demasiado simple creer que la ola populista es únicamente fruto de una conspiración de los necios ultramontanos atizada por las radios extremas y la cadena Fox de televisión.
Durante sus años de corresponsal en Estados Unidos, Basterra fue el que puso a caldo a Antonio Hernánez Mancha por haber asistido al Desayuno de Oración al que irá ZParo. En ocasiones, la edad introduce sensatez en los cerebros progres.
