Bokabulario

Lección sobre El Cid Campeador para neobolcheviques

He descubierto en las lecciones de historia expañola del Movimiento Stalin Vive con las que trata de reeducar a los jóvenes manipulados por los lacayos del capitalismo Vidal, Esparza y Moa. ¡No os perdáis la dedicada al Cid ! Me he limitado a poner negritas y enlaces.

En el siglo X los árabes subcontrataron a los reinos cristianos la gestión de las frías tierras situadas al norte del valle del Duero, previa la firma, con cada uno de ellos, del tratado de amistad, buena vecindad y colaboración correspondiente. Y liberados los musulmanes de la gestión de tan improductivos e inhóspitos territorios, la civilización del Al-Andalus floreció de tal manera que sus logros sólo pudieron ser igualados en pleno siglo XX con la creación de la universidad Patricio Lumumba en Moscú.

Los musulmanes procedieron sin demora a una amplia y beneficiosa reforma de las costumbres sociales. Para las adúlteras se suprimió el discreto, vergonzante y traumatizante divorcio, sustituyéndose tan desproporcionado castigo por una benevolente lapidación pública que, además, encerraba en su seno un alto valor moralizante para el resto de la sociedad. Los homosexuales fueron encumbrados a puestos de gran altura, no obstante la escasa capacidad productiva de la industria manufacturera de sogas de aquel entonces. Y en el caso de los robos, reconociendo que la culpa no era del ladrón sino de su mano, se cercenaba ésta para que cumpliera la condena correspondiente sin comprometer al resto del cuerpo.

Grandes y compasivos hombres surgieron en aquella modélica sociedad; filántropos que se dedicaron a aliviar las miserias de los reinos cristianos por puro amor al prójimo. El más grande y conocido de ellos fue Almanzor, que organizó hasta 52 caravanas solidarias que llevaron su ayuda humanitaria hasta el último rincón del norte peninsular. En agradecimiento los cristianos, coincidiendo la llegada de una de esas caravanas a Santiago de Compostela con un pavoroso incendio que arrasó la ciudad hasta los cimientos, se dedicaron a propagar una serie de embustes que tergiversaban totalmente los hechos y que no se recataban en modo alguno de la utilización de términos tales como «ataque», «saqueo», «pillaje», «destrucción masiva» y otros de similar estilo rencoroso, envidioso y xenófobo. Sin embargo, una reconstrucción posterior de los acontecimientos realizada por cualificados técnicos del MSV concluye categóricamente que el incendio se originó por un fallo de diseño del botafumeiro de la catedral, desmontando científicamente las falsedades que aún circulan en numerosos libros de historia publicados por editoriales afectas a los turbios intereses de la Conferencia Episcopal Española.

Y fue en esta época de esplendor andalusí cuando surgió uno de los mayores reaccionarios que ha engendrado el mundo: Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid campeador. Nacido en el seno de una familia hidalga venida a menos, fue severamente educado en los valores más rancios y pequeñoburgueses en un colegio religioso privado, destacando ya entonces por su intransigencia ultraconservadora.

Entró al servicio del príncipe Sancho, progresando con gran rapidez y no por méritos propios precisamente, ya que el príncipe era amante de los placeres que se perciben por la retaguardia y planeaba en secreto compartirlos con el Cid una vez fuera coronado rey. Y dicho y hecho: tras la coronación y durante el asedio de Zamora, el ya rey Sancho II de Castilla le convocó a su tienda para declararle su pasión, hacerle reina consorte barbuda y pedirle que se inscribiera con él en el registro de parejas de hecho. El Cid, ofendidos sus principios reaccionarios y machistas, no dudó en asesinarle, cometiéndose así el primer crimen homófobo del que tenemos constancia en la historia de España.

Pero el justo castigo que por esta deleznable acción se merecía nunca llegó. Diversos testigos falsos proporcionaron al Cid coartadas totalmente inverosímiles, destacando por su desfachatez la de que el Cid permaneció en su tienda esperando al técnico de la nevera puesto que tenía que descongelarla, cuando todo el mundo sabe que por aquel entonces tales técnicos no hacían visitas a domicilio como medida de presión a la patronal, ya que estaban en plena negociación del convenio colectivo del sector. Finalmente fue condenado un tal Bellido Dolfos, que nada tenía que ver con el asunto; y cuya huida sirvió para que se le atribuyera, además, el robo de varios objetos sumamente valiosos de la tienda del rey durante aquella noche, con lo que el súbito aumento del poder adquisitivo del Cid no despertó sospecha alguna.

Heredó el trono Alfonso VI, que había permanecido exiliado en Toledo con los musulmanes y traía nuevas ideas de menchevismo radical para la gestión del reino. Pero entonces, en un vil motín cuartelero, exigió el Cid a Alfonso VI la famosa jura de Santa Gadea, basada en un programa electoral confeccionado por la derecha extrema del reino y que se mostraba refractaria a progresos tales como la asignatura de Educación para la Morería, los talleres gayólicos, el matrimonio homosexual, la enseñanza del árabe como lengua extranjera, la abolición de las corridas de toros y la supresión de impuestos sobre la vaselina. Obviamente, a Alfonso VI no le quedó más remedio que jurar en una tumultuosa asamblea donde el séquito del rey se despachó a gusto motejando al Cid y a sus hombres con los calificativos de «fascistas» y «cavernícolas»; adjetivos de plena actualidad vigente y que cuadran perfectamente a la derechona que tenemos que sufrir en Madridgrad y alrededores.

Pero quien la hace la paga, y eso es lo que le pasó al Cid . En un exhaustivo trabajo de investigación periodística por parte de grupos mediáticos amigos, y con un rigor informativo inspirado en nuestro compañero comunicador Gabilondov, se pudo probar que el Cid pertenecía a la tenebrosa organización ultracatólica Opus Dei a título de supernumerario, hecho este que motivó su expulsión del reino y la confiscación de todos sus bienes.

Rabioso por recibir su merecido, dedicóse el Cid a saquear y asolar los territorios de los musulmanes. Y en su rigor puritano enfiló el camino de Valencia, cerrando a su paso todas las discotecas de la ruta del bacalao con la peregrina excusa de la inmoralidad y relajación de costumbres que producían en la juventud cristiana; cuando está totalmente demostrado que los jóvenes castellano-leoneses sólo se citaban en estos locales con los formativos propósitos de drogarse, emborracharse y practicar un popular deporte de la época conocido como lanzamiento del enano.

El legado del Cid fue de lo más nefasto: impidió un gobierno de progreso menchevique en Castilla y León, amargó a la juventud cristiana al privarla de sus locales de ocio, convirtió a los habitantes de Valencia a la derecha extrema y por su exclusiva culpa muchos de nosotros nos tuvimos que tragar una película facha, protagonizada por un actor facha, rodada en la Espanya facha del facha Franco, asesorada por un historiador facha y que exalta valores fachas como la tradición, la lealtad, el valor, la hombría y otros parecidos de corte cavernario.

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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