La Marea de Pérez Henares

Hora de una profunda reflexión colectiva

Más allá de los políticos, de las responsabilidades del Gobierno y del papel de la oposición, más allá de sus deberes ante la ciudadanía, más allá de sus incapacidades y casi sin contar con ellos, España necesita una profunda reflexión colectiva de lo que le ha sucedido, le está sucediendo y puede sucederle en el futuro.
Llevamos dos años sumidos en una dura y profunda crisis, tal vez la más grande desde el punto de vista económico, que hemos afrontado en este periodo democrático comenzado en 1977. Pero nuestra crisis no es únicamente esa recesión que a todos nos ha golpeado y ese paro que angustia a millones de familias. Hay algo más que deberíamos empezar a asumir, a comprender y a tomar medidas de manera casi personal y uno a uno.

Hemos vivido en el despilfarro. Los quince años de bonanza han acarreado una especie de creencia de que en cualquier caso las cosas si cambiaban irían a mejor, que esto era jauja y que no se acabaría nunca. Cada uno en segmento y dentro de sus condiciones hemos consumido a dos carrillos y a tres tarjetas. Hemos derrochado. Lo que en muchas ocasiones no teníamos. La cultura del pelotazo se ha instalado en buena parte de nuestro empresariado que más que crear empresas y ser austeros capitanes se han convertido en puros y duros especuladores. La cultura de gasto y el dispendio se ha apoderado de las clases medias y una cierta sensación de facilidad, de que el esfuerzo compensado dignamente era cosa de gentes sin cuajo ni de capacidad de disfrute de la vida. Hasta en las capas más humildes se ha tendido a pensar que al fin y a la postre un “papa” Estado velaría por siempre jamás ante sus necesidades y lejos de intentar salir de situaciones subvencionadas se han quedado en el subsidio y aplaudido el “clientelismo” de quienes han controlado el poder.

Esa “cultura” ha afectado también, y de que manera a las generaciones jóvenes que han vivido en un “más me des que más me merezco” que las llevara a callejones sin salida. La caricatura es esa zanganera, mucho más extendida de lo que se supone, bautizada como “generación Ni-Ni” .

En suma todas las capas y todos los sectores-donde más visible resulta es en el educativo-se han trufado de eso vicios. Y aquí estamos. Resulta perentorio que comprendamos de una vez por toda que quizás esos tiempos pasados no van a volver. Es más, que tal vez fuera mejor que no volvieran nunca. Porque no es sano que una sociedad viva sumida en esos parámetros y es cada vez más necesario que recupere la cultura del esfuerzo, del trabajo, de saber que tenemos derechos pero que también son exactamente igual de obligados los deberes. A lo mejor si empezamos a ir por ese camino tenemos una mejor y hasta positiva salida de esta maldita crisis

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Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

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